Ōmukade (大百足 o おおむかで, Ōmukade) es un yokai ciempiés muy grande que vive en las montañas cerca del lago Biwa. Algunas historias dicen que es tan grande que los dragones lo temían.
Descripción[]
No lejos de Hamamatsu, una ciudad situada al este de Kioto en la provincia de Totomi en el camino Este de Japón, hay una ciudad llamada Ischitta. Cerca de esta ciudad hay un puente sobre el Yokatagawa. La longitud de este puente parece más destacable, ya que estaba dividido en dos partes por una isla en el río. Cerca de este puente, que se llama Tschittanohashi (Puente de Ischitta), por la proximidad a la ciudad, vivió un terrible monstruo, un enorme ciempiés o, como lo llaman los japoneses, un Mukade, que es la razón por la que la colina en la que vivía era llamada "colina-Mukade". Este ciempiés venenoso hacía inseguro el camino del ejército, y ninguno se atrevía a oponérsele.
Era especialmente peligroso por la noche, cuando adquiría tal valor que incluso atacaba una manada de dragones que vivía bajo el puente. Mató a las indefensas crías sin temor al poder de los grandes dragones. Por esto, comenzó una macabra guerra entre el Mukade y los dragones. A pesar de su poder divino, los dragones no podían hacer nada contra el Mukade en su refugio y este siempre ganaba y continuaba con sus incursiones nocturnas hasta que los dragones obtuvieron una ayuda inesperada. Un héroe del linaje de Minamoto llamado Iawaratoda oyó del dolor de la gente que era causado por el Mukade, yendo valientemente a la guarida del monstruo y matándolo con flechas. Las lanzaba tan fuertemente que atravesaban la gruesa piel del Mukade, dejando a la bestia inerte ante el héroe. Se decía que el cadáver se extendía la longitud de dos hombres adultos.
Cuando los dragones y dioses del océano escucharon esta gran hazaña, fueron a por el héroe, alabándolo y contándole que viviría durante mucho tiempo. También profetizaron que su estirpe tendría la mayor fuerza de la tierra. Y así es como ocurrió, porque 250 años después, Yoritomo, de la misma familia, monopolizó toda la fuerza terrenal como el Shôgun y luego dos veces una de sus subfamilias, el Aschikaga y el Tokugawa, triunfaron en reunir todo el honor y, por tanto, la fuerza de gobierno durante siglos.