Apanchaneh, es en la mitología nahua, una divinidad del agua descrita generalmente como una mujer con la parte inferior de pez. Es adorada aún en la actualidad en las inmediaciones de Chicontepec.
También fue llamada Apancihuatl o Cihuamichi.
Mito[]
Nacimiento[]
El origen de la criatura se remonta a tiempos míticos. Se cree comúnmente que fue engendrada por el relámpago y el trueno.
Otros relatos sugieren que el dios Tlaloc fecundo mediante un rayo a la diosa Tlalcihuatl o Tonana Tlalli (nuestra madre tierra). El rayo se introdujo en su vientre. El feto se formó durante trece meses hasta que la diosa le dió a luz vomitando por la boca, produciendo una tormenta. La deidad nació dotada con habilidades especiales además de un hacha de cobre que usa para producir rayos.
Su hogar fue el cerro de Postectli, ahí vivió como infante junto a otros dioses menores hasta que el dios Ompacatotiotzih le encomendó junto a la diosa Atl como patronas de las lluvias. Una vez fue adolescente bajo del Postectli y fundó Ichcacuatitla; ahí contrajo nupcias con Apantlacatl (también llamado San Juan Apantlacatl). Fruto de dicha unión surgió el manantial que dota de agua al pueblo de Ichcacuatitla.
Apanchaneh y el Xochicuahuitl[]
En otros relatos, se dice que cuando los hombres provocaron ciertos disturbios a la deidad y cegados por la ira cortaron el árbol de Xochicuauhuitl, que proveía toda clase de alimentos y riquezas, además que los hombres no respetaban a los dioses y los espiaban constantemente en el Postectli, que en tiempos antiguos comunicaba la tierra y el cielo, entonces Ompacatotiotzih destruyo el cerro fragmentado en siete partes y el mayor de estos recibió el nombre de Postectli, los dioses entonces abandonaron al hombre y se fueron al Teopanco.
Apanchaneh fue la única de los dioses que accedió a quedarse en el mundo a adiestrar a los humanos en la actividad agraria. Ya que habían sido castigados a cultivar sus alimentos tras cortar el árbol sagrado. La criatura entonces visitó todos los pueblos y residió junto a los ríos y manantiales. Como muestra por sus acciones los indígenas comenzaron a regalarle los excedentes y ella les entregaba en cambio sal y mariscos que brotaban de su cuerpo al bañarse. La sobreproducción de dichos recursos comenzó una ola de desconfianza por los pobladores que la culparon de mantener relaciones sexuales con personas de las costas, quienes le hacían entrega de dichos productos.
Entonces los hombres montaron la guardia y le vieron bañarse, percatandose que sus piernas al tocar el agua se convertían en una cola de pez y que la sal y los mariscos salían de su cuerpo al bañarse, esto último provocó el asco ante la idea de que les entregará alimentos sucios. Así que optaron por lapidarla y desterrarla, pero al suscitarse el tumulto acudieron a su rescate los rayos, truenos, nubes y ventarrones.
Mitos posteriores[]
Tiempo después de su destierro, Apanchaneh llegó hasta la costa de Tuxpan donde reside hasta la actualidad, además a los hombres se les castigó con sequías y exterminio de la sal de la comarca entre pestes y enfermedades.
No tuvo descendencia con su esposo Apantlacatl.
Otras historias la hacen la propiciadora del diluvio que dio fin al cuarto sol, aunque otras tradiciones hablan de Chalchiuhtlicue y Tezcatlipoca como los causantes.
Fuentes[]
- Agua en la cosmovisión de los pueblos indígenas en México. Comisión nacional del agua. Coordinación Académica: José Luís Martinez Ruiz y Daniel Murillo Licea. Texto de Arturo Gómez Martínez ISBN 978 607 626 038 8.