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Cibeles (Frigio: Matar Kubileya/Kubeleya "Madre Kubileya/Kubeleya", quizás "Montaña Madre";[1] Lidio: Kuvava; Griego: Κυβέλη Kybele, Κυβήβη Kybebe, Κύβελις Kybelis) es la diosa madre anatólica; pudo tener una posible precursora en neolítica en Çatalhöyük, donde se han encontrado estatuas de mujeres rechonchas, a veces sedentes. Es la única diosa conocida de Frigia, siendo probablemente una deidad estatal. Su culto frigio fue adoptado y adaptado por los colonos griegos de Asia menor y extendido a la Grecia continental y sus colonias más distantes en torno al siglo VI a.C.

En Grecia, Cibeles tuvo una acogida variada. Fue asimilada parcialmente a los aspectos de Gea, su equivalente minoico Rea y la diosa madre de la cosecha Deméter. ALgunas ciudades-estado, destacando a Atenas, la evocaban como protectora, pero era celebrada en los ritos griegos y las procesiones la muestran esencialmente como una exótica diosa misteriosa extranjera que lleva por un carro tirado por leones con el acompañamiento de música salvaje, vino y una extasiada comitiva desordenada. Exclusivo de la religión griega, tenía sacerdotes mendigantes eunucos.[2] Muchos de sus cultos griegos incluían ritos al castrado consorte-pastor frigio Attis, que probablemente fue una invención griega. En Grecia, Cibeles se asoció con las montañas, ciudades y murallas urbanas, naturaleza fértil y los animales salvajes, especialmente los leones.

En Roma, Cibeles fue conocida como Magna Mater ("Gran Madre"). El estado romano adoptó y desarrolló una forma particular de su culto después de que el oráculo sibilino le recompendara su conscripción como componente religioso clave en la segunda guerra de Roma contra Cartago. Los mitógrafos romanos la reinventaron como una diosa troyana, y por tanto, una diosa ancestral del pueblo romano por medio del príncipe troyano Eneas. Con la hegemonía final de Roma sobre el mundo Mediterráneo, las formas romanizadas de los cultos de Cibeles se extendieron por el imperio. El significado y moralidad de sus cultos y sacerdocios fueron temas de debate y disputa en la literatura griega y romana, permaneciendo igualmente en la comunidad actual.

Orígenes del culto y desarrollo[]

Anatolia[]

Ankara Muzeum B19-36

Mujer sedente en Çatalhöyük c. 6000 a.C.

No existen textos contemporáneos o mitos que sirvan del testimonio del carácter y naturaleza original del culto frigio de Cibeles. Pudo haber evolucionado del tipo estatuario encontrado en Çatalhöyük en Anatolia, fechado en el siglo VI a.C. e identificado por algunos como una diosa madre.[3] En el arte frigio del siglo VIII a.C., los atributos cúlticos de la diosa madre frigia incluyen leones asistentes, un ave de presa y un pequeño vaso para sus libaciones u otras ofrendas.[4]

La inscripción Matar Kubileya/Kubeleya[1] en un santuario frigio tallado en piedra, datada de la primera mitad del siglo VI a.C., suele leerse como "Madre de la montaña", una lectura apoyada por fuentes clásicas antiguas[1][5] y consistente con Cibeles como una de varias diosas tutelares similares, cada una conocida como "madre" y asociada con montañas anatólicas específicas u otras localidades:[6] por tanto, una diosa "nacida de la piedra".[7] Ella es la única diosa conocida de la antigua Frigia,[8] siendo probablemente la diosa más importante del estado frigio.

En el siglo II d.C., el geógrafo Pausanías da testimonio de un culto magnesio (Lidio) a "la madre de los dioses", cuya imagen fue tallada en un espolón de roca del monte Sípilo. Se creía que esta era la imagen más antigua de la diosa, atribuyéndose al legendario Broteas.[9] En Pesinunte, Frigia, la diosa madre - identificada por los griegos como Cibeles - tomó el aspecto de una piedra amorfa de hierro meteórico negro,[10] pudiendo haber sido asociada con o idéntica a Agdistis, la diosa de la montaña de Pesinunte.[11] Esta era una piedra anicónica que fue llevada a Roma en el 204 a.C.

Las imágenes e iconografía en contextos funerarios y la ubicuidad de su nombre frigio Matar ("Madre"), sugieren que era una mediadora entre las "fronteras de lo conocido y lo desconocido": lo civilizado y lo salvaje, los mundos de los vivos y de los muertos.[12] Su asociación con los halcones, leones y la piedra del paisaje montañoso del yermo anatólico, parecen caracterizarla como la madre de la tierra en su estado natural libre de restricciones, con el poder para gobernar, moderar y suavizar su ferocidad latente, y controlar sus amenazas potenciales a una vida civilizada asentada.. Las élites anatólicas buscaban obtener su poder protector para formas de culto gobernante; en Lidia, su culto tenía posible conexiones con el rey semi-legendario Midas, como su patrocinadora, consorte o co-divinidad.[13] Como protectora de ciudades, o cualquier ciudad-estado, se le mostraba a veces vistiendo una corona mural, representando las murallas de la ciudad.[14] AL mismo tiempo, su poder "transcendían cualquier uso político puro y hablaba directamente a los seguidores de la diosa de todas las condiciones sociales".[15]

Se cree que algunos monumentos verticales fueron usados para libaciones y ofrendas de sangre a Cibeles, quizás anticipándose por varios siglos al foso usado en el Taurobolio y el criobolo durante la época imperial romana.[16] Con el tiempo, sus cultos frigios e iconografía fueron transformados, y finalmente subsumidos, por las influencias e interpretaciones de devotos extranjeros, primero griegos y luego romanos.

Grecia[]

Desde aproximadamente el siglo VI a.C., se introdujeron los cultos de la madre-diosa anatólica desde Frigia en las colonias etnicamente griegas de Anatolia occidental, Grecia continental y las islas egeas y las colonias occidentales de Magna Grecia. Los griegos la llamaban Mātēr o Mētēr ("Madre)",[17] o desde comienzos del siglo V, Kubelē; en Píndaro, ella es la "Señora Cibeles la madre". Walter Burkert la sitúa entre los "dioses extranjeros" de la religión griega, una compleja figura que combina la tradición minoica-micénica con el culto frigio importado directamente de Asia menor.[18] En Grecia, como en Frigia, ella era una "Señora de los animales" (Potnia Therón),[19] con su maestría del mundo natural expresada por los leones que la flanquean, se sientan en su regazo o tiran de su carro. Fue rápidamente asimilada a la diosa terrestre griego-minoica Rea, "Madre de los dioses", cuyos estridentes ritos estásicos pudo haber adquirido. Como un ejemplo de maternidad devota, fue parcialmente asimilada a la diosa del grano Deméter, cuya procesión de antorchas recordaba a su búsqueda de su hija perdida, Perséfone.[20]

Como con otras deidades vistas como introducciones extranjeras, la expansión del culto de Cibeles se encontró con conflicto y crisis. Herodoto dice que cuando Anacarsis volvió a Escitia tras viajar y adquirir conocimientos entre los griegos en el siglo VI a.C., su hermano, el rey escita, lo condenó a muerte por unirse al culto.[21] En la tradición ateniense, la sala de reuniones de la ciudad se fundó en torno el 500 a.C. para aplacar a Cibeles, que había mandado una plaga a Atenas cuando uno de sus sacerdotes ambulantes fue asesinado por su intento de introducir su culto. El relato pudo haber sido una invención posterior para explicar por qué un edificio público estaba dedicado a una deidad importada, con la fuente más antigua en el Himno de la madre de los dioses (362 d.C.) del emperador romano Juliano.[22] Su culto se financiaba mayoritariamente por fondos privados, en vez de por las polis.[23] Su "carácter vívido y vigoroso" y la asociación con lo salvaje la separaron de los dioses olímpicos.[24]

AGMA Cybèle

Cibeles sedente con un naiskos (siglo IV a.C., Museo del Antiguo Ágora, Atenas)

Las primeras imágenes griegas de Cibeles son pequeñas representaciones votivas de sus imágenes talladas en piedra monumentales en las tierras altas frigias. Permanece sola dentro de un naiskos, que representa su templo o su portal, y está coronado con polos, un alto sombrero cilíndrico. Un largo quitón cubre sus hombros y espalda. Suele mostrarse con leones asistentes. En torno al siglo V a.C., Agorácrito creó una influyente imagen totalmente helenizada de Cibeles que fue colocada en el ágora ateniense. La mostraba entronada, con un león asistente y un tympanon, un tambor de mano que fue una introducción griega a su culto y un rasgo saliente en sus desarrollos posteriores.[25]

Para los griegos, el tympanon era una señal de cultos extranjeros, adecuado para los ritos de Cibeles, su cercana equivalente Rea y Dionisio; de esos, solo Cibeles sostiene el tympanon por sí misma. En el mito griego, la conexión entre Cibeles y Dionisio podría no ser anterior al siglo I a.C.: en Biblioteca, antiguamente atribuida a Apolodoro, se dice que Cibeles curó a Dionisio de su locura.[26] Sin embargo, sus cultos compartían varias características: la deidad extranjera llegó en un carro tirado por grandes felinos exóticos (Dionisio por tigres, Cibeles por leones), acompañados por música salvaje y un séquino extasiado de exóticos extranjeros y gente de clases bajas. Para el final del siglo I a.C., sus cultos en Atenas, y en otros lugares, se combinaban en ocasiones; Estrabón señala que los ritos populares de Rea-Cibeles en Atenas pudieron haberse realizado en conjunción con la procesión de Dionisio.[27] Como Dionisio, se consideraba que Cibeles tenía un temperamento no helénico,[28] siendo abrazada por los griegos al igual que la "mantenían a una distancia segura".[29]

AiKhanoumPlateSharp

Cibeles tirada en su carro por tirones hacia un sacrificio votivo (derecha). Arriba está el dios solar y los objetos celestes. Placa de Ai Khanoum, Bactria (Afganistán), siglo II a.C. Plata bañada en oro, φ 25 cm

En contraste a su función pública como protectora de ciudades, Cibeles también era el foco de ritos privados de culto mistéricos con un aspecto ctónico conectado al culto heroico y exclusivo a aquellos que se sometían a la iniciación, aunque no está claro quienes eran los iniciados de Cibeles.[30] Los relieves la muestran junto a unos sirvientes masculino y femenino con antorchas, y vasos de purificación. Las fuentes literarias describen el alegre abandono a la potente música percusiva del tympanon, castañuelas, címbalos y flautas, y a la frenética "danza frigia", quizás una forma de baile en círculo por mujeres, al rugido de la "sabia y curativa música de los dioses".[31]

La combinación con Rea llevó a la asociación de Cibeles con varios semidioses masculinos que sirvieron a Rea como sirvientes o como guardianes de su hijo, el infante Zeus, mientras yacía en la cueva de su nacimiento. En términos de culto, parecían actuar como intermediarios o intercesores entre la diosa y los devotos mortales, a través de los sueños, trance de vigilia o baile y danza extásica. Incluye a los Coribantes, que bailaron en torno a Zeus y chocaban sus escudos para entretenerlo; sus supuestos equivalentes frigios, los jóvenes Kurbantes, proporcionaban una danza, música y canción igualmente marcial y salvaje; y los Dáctilos y Telquines, magos asociados con la metalurgia.[32]

Cibeles y Attis[]

Attis Altieri Chiaramonti Inv1656

Attis romano imperial vistiendo un gorro frigio mientras realiza un baile del culto.

Las principales narraciones mitográficas la unen en una relación con Attis, que es descrito por las antiguas fuentes y cultos griegos y romanos como su joven consorte y como una deidad frigia. En Frigia, "Attis" era un nombre sacerdotal y común, encontrado tanto en pintadas casuales, las dedicaciones de monumentos personales y varios de los santuarios y monumentos frigios de Cibeles. Su divinidad pudo haber empezado por tanto como una invención griega basada en lo que se conocía del culto frigio de Cibeles.[33] Su primera imagen segura como deidad aparece en la estela griega del siglo IV a.C. de El Pireo, cerca de Atenas. Lo muestra como el estereotipo helenizado de un rústico bárbaro oriental; se sienta cómodo, vistiendo un gorro frigio y un cayado de pastor en sus cultos griegos y romanos posteriores. Ante él se encuentra una diosa frigia (identificada en la inscripción como Agdistis) que lleva un tympanon en su mano izuiqerda. Con su derecha, le entrega un cántaro, como si le diera la bienvenida a su culto con una porción de su propia libación.[34] Las imágenes posteriores de Attis lo muestran como un pastor, con actitudes relajadas similares, sosteniendo o tocando una siringa (similar a la zampoña o la flauta de Pan).[35] En Sobre la corona (330 a.C.) de Demóstenes, attes es "un llanto ritual pronunciado por los seguidores de ritos místicos".[36]

Attis parece haber acompañado la difusión del culto de Cibeles a través de Magna Grecia; allí está la prueba de su culto combinado en las colonias griegas de Marsella (Galia) y Locri (sur de Italia) desde los siglos VI y VII a.C. Tras las conquistas de Alejandro Magno, "devotos ambulantes de la diosa se volvieron una presencia crecientemente común en la literatura y la vida social griega; las representaciones de Attis se han encontrado en numerosos emplazamientos griegos".[37] Cuando se muestra con Cibeles, él es siempre la deidad menor más joven, o quizás su asistente sacerdotal; la diferencia es más de grado relativo, más que de esencia, ya que los sacerdotes eran sagrados por derecho propio y estaban íntimamente identificados con sus dioses. A mediados del siglo II, las cartas del rey de Pérgamo al santuario de Cibeles en Pesinunte se dirigen consistentemente a su sumo sacerdote como "Attis".[38]

Cibeles romana[]

Época republicana[]

Toulouse - Musée Saint-Raymond - inv 31001 - 20101022

Altar votivo inscrito a Mater Deum, la madre de los dioses, de la Galia del sur.[39]

Los romanos conocían a Cibeles como Magna Mater ("Gran Madre") o como Magna Mater deorum Idaea ("Diosa Madre de los dioses, diosa del Ida"). Roma adoptó oficialmente su culto durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C:), tras prodigios terribles, incluyendo una lluvia de meteoros, una cosecha fracasada y la hambruna, que parecía advertir a Roma de su inminente derrota. El senado romano y sus consejeros religiosos consultaron al oráculo sibilino y decidieorn que Cartago sería derrotada si Roma importaba a Magna Mater ("Gran madre") del Pesinunte frigio.[40] Como este culto pertenecía a un aliado romano, el reino de Pérgamo, el senado romano envió embajadores para pedir el consentimiento del rey; de camino, una consulta con el oráculo griego en Delfos confirmó que la diosa debía ser traída a Roma.[41] La diosa llegó a Roma en forma de la piedra meteórica negra de Pesinunte. La leyenda romana conecta este viaje, o su final, a la matrona Claudia Quinta, que fue acusada de impureza, pero probó su inocencia con una hazaña milagrosa en nombre de la diosa. Publio Cornelio Escipión Nasica, supuestamente el "padrino" en Roma, fue elegido para encontrarse con la diosa en Ostia; y las matronas más virtuosas de Roma (incluida Claudia Quinta) la llevaron al templo de Victoria, para esperar la finalización de su templo en la colina Palatina. La piedra de Pesinunte fue luego usada como la cara de la estatua de la diosa.[42] A su debido momento, la hambruna terminó y Aníbal fue derrotado.

La mayor parte de los académicos modernos acuerdan que el consorte de Cibeles (Attis) y sus sacerdotes frigios eunucos (Galos) habrían llegado con la diosa, junto con algunos de los salvajes y extásicos rasgos de los cultos griegos y frigios. Las historias de su llegada lidian con la piedad, pureza y la posición de los romanos implicado, el éxito de su estratagema religiosa y el poder de la propia diosa; no había consorte o sacerdocio, y parece totalmente romanizada desde el principio.[43] Algunos académicos asumen que Attis debió seguirla mucho después, o que los Galos, descritos en fuentes posteriores como sorprendentemente afeminados y extravagantemente "no romanos", debieron haber sido una consecuencia inesperada de traer a la diosa en ciega obediencia a la sibila; un caso de "querer abarcar demasiado".[44] Otros señalan que Roma estaba al corriente en la adopción (o, a veces, la "llamada" o incautación) de deidades extranjeras,[45] y los diplomáticos que negociaron el desplazamiento de Cibeles a Roma habrían estado bien educados e informados.[46] Los romanos creían que Cibeles, considerada una forastera frigia incluso en los cultos griegos, era la diosa-madre de la antigua Troya (Ilium). Algunos de las principales familias patricias afirmaron poseer ancestros troyanos; por lo que el "retorno" de la Madre de todos los Dioses al pueblo que fue exiliado sería prácticamente una bienvenida, incluso si su esposo y sacerdocio no lo eran; sus logros se reflejarían bien en los principales involucrados y, a su vez, en sus descendientes.[47] Las clases altas que patrocinaron los festivales de Magna Mater delegaron su organización a los ediles curules plebeyos, y la honraban a ella y entre ellos con abundantes banquetes privados de donde los Galos estarían visiblemente ausentes.[48] La propia diosa estaba contenida en el precinto palatino, junto con sus sacerdotes, en el corazón geográfico de las tradiciones religiosas más antiguas de Roma.[49] Ella fue promocionada como una propiedad patricia; una matrona romana - aunque una extraña, "con una piedra por cara" - que actuaba para el claro beneficio del estado romano.[50][51]

Época imperial[]

Cybele formiae

Estatua de mármol de Cibeles del siglo I a.C. de Formia, Lazio

La filosofía augusta identificó a Magna Mater con el orden imperial y la autoridad religiosa de Roma durante el imperio. Augusto afirmó poseer un ancestro troyano a través de su adopción por Julio César y el favor divino de Venus; en la iconografía del culto imperial, la emperatriz Livia era la equivalente terrenal de Magna Mater, la protectora de Roma y "Gran Madre" simbólica; la diosa es representada con la cara de Livia en sus apariciones[52] y estatuario.[53] Para esta época, Roma ha absorbido las tierras griegas y frigias de la diosa, y se introduce allí la versión romana de Cibeles como la protectora imperial de Roma.[54]

La Magna Mater imperial protegía las ciudades y agricultura del imperio - Ovidio "subraya la aridez de la tierra antes de la llegada de la Madre.[55] La Eneida de Virgilio (escrita entre el 29 y el 19 a.C.) embellece sus rasgos "troyanos"; ella es la Cibeles Berecintia, la madre del propio Júpiter y protector del príncipe troyano Eneas en su huida de la destrucción de Troya. Ella da a los troyanos su árbol sagrado para la construcción de barcos y ruega a Júpiter que haga indestructibles a sus barcos. Estos barcos se convierten en el medio de escape de Eneas y sus hombres, guiados hacia Italia y un destino como ancestros del pueblo romano por Venus Genetrix. Una vez llegados a Italia, estos barcos sirvieron su propósito y se convirtieron en ninfas marinas.[56]

Las historias de la llegada de Magna Mater se usaban para promover la fama de sus jefes y, por lo tanto, la de sus descendientes. La función de Claudia Quinta como la castissima femina (mujer más pura o virtuosa) de Romase volvió "cada vez más glorificada y fantástica"; se la mostraba con el traje de una virgen vestal, y la ideología augusta la representa como el ideal de feminidad virtuosa romano. El emperador Claudio afirmó que se encontraba entre sus ancestros.[57] Claudio ascendió a Attis al panteón romano y situó su culto bajo la supervisión del quindecenviro (una de las escuelas sacerdotales de Roma).[58]

Festivales y cultos[]

Megalesias en abril[]

Chronography of 354 Mensis Aprilis

Ilustración del mes de abril basada en el Calendario de Filócalo (353 d.C.), quizás un galo o un actor teatral de las Megalesias.[59]

El festival Megalesias para Magna Mater comenzaba el 4 de abril, el aniversario de su llegada a Roma. Se desconoce la estructura del festival, pero incluía ludi scaenici (obras y otros entretenimientos basados en temas religiosos), probablemente realizados en los escalones de su templo; algunas de las obras eran encargadas a conocidos dramaturgos. El 10 de abril, su imagen era llevada en procesión pública al Circo Máximo, realizándose carreras de carro en su honor; en la barrera divisoria de la pista se situaba permanentemente una estatua de Magna Mater, mostrando a la diosa sentada en el dorso de un león.[60]

Los testigos romanos parecían percibir las Megalesias como característicamnte griego[61] o frigio. En la cúspide de la transición de Roma al imperio, el griego Dionisio de Halicarnaso describe su procesión como salvaje "fiasco" frigio y un "fabuloso disparate", en contraste con los sacrificios y juegos megalesios, realizadas en lo que admira como una forma "tradicional romana" dignificada; Dionisio también aplaude la sabiduría de la ley religiosa romana, que prohíbe la participación de ningún ciudadano romano en la procesión y en los misterios de la diosa;[62] Los esclavos tienen prohibido ver todo esto.[63] En la época republicana tardía, Lucrecio describe vívidamente la procesión de "bailarines de guerra" armados con sus cascos de tres plumas, chocando entre sí sus escudos, bronce con bronce,[64] "encantado por la sangre"; los perfumados galos, de túnica amarilla y pelo largo, ondeaban sus cuchillos, música salvaje de tympanons estruendosos y flautas estridentes. Por la ruta se esparcían pétalos de rosa y se elevaban nubes de incienso.[65] La imagen de la diosa, llevando la corona mural y sentada en un carro esculpido tirado por leones, es llevada alto en una plataforma.[66] La muestra romana de la procesión Megalesias de Cibeles como un exótico desfile público privilegiado contrasta con lo que se conoce de los misterios frigio-griegos privados y socialmente inclusivos de los que proviene.[67]

"Semana santa" en marzo[]

9595 - Milano - Museo archeologico - Patera di Parabiago - Foto Giovanni Dall'Orto 13 Mar 2012

Cibeles y Attis (sentado a la derecha, con gorro frigio y cayado de pastor) en un carro tirado por cuatro leones, rodeado por Coribantes bailarines (Detalle de la placa Parabiago; plata repujada, c. 200-400 d.C., encontrado en Milán, ahora en el Museo Arqueológico de Milán).

El príncipado trajo el desarrollo de un festival extendido o "semana santa"[68] para Cibeles y Attis en marzo (Latín: Martius), de los idus a casi final de mes. Los ciudadanos y hombres libres tenían permitidos formas limitadas de participación en ritos concernientes a Attis, a través de la membresía de dos colegios, cada uno dedicado a una tarea específica; los cannophores ("portadores de cañas") y los Dendrophores ("portadores de árboles").[69]

  • 15 de marzo (Idus): Canna intrat ("entra la caña"), marcando el nacimiento de Attis y su exposición en las cañas junto al río frigio Sakarya,[70] donde fue descubierto - dependiendo la versión - por pastores o por la propia Cibeles.[71] Las cañas eran recogidas y llevadas por cannophores.[72]
  • 22 de marzo; Arbor intrat ("entra el árbol"), conmemorando la muerte de Attis bajo el pino. Los dendrophores ("portadores de árboles") cortan un árbol[73], lo cuelgan de una imagen de Attis[74] y lo llevan al templo con lamentos. El día se formalizó como parte del calendario romano bajo el gobierno de Claudio.[75] Le seguía un periodo de tres días de luto.[76]
  • 23 de marzo: en el Tubilustrium, una celebración arcaica a Marte, los árboles eran llevados en reposo al templo de Magna Mater, con los golpes tradicionales de los escudos de los sacerdotes de Marte, los saliares, y la lustración de las trompetas, quizás asimilada a la ruidosa música de los Coribantes.[77]
  • 24 de marzo: Sanguem o Dies Sanguinis ("Día de sangre"), un frenesí de lamentos cuando los devotos se daban latigazos para rociar los altares y la efigie de Attis con su propia sangre; algunos realizaban la auto-castración de los Galos. Le seguía la "noche sagrada", con Attis situado en la tumba ritual.[78]
  • 25 de marzo (equinoccio de primavera en el calendario romano): Hilaria ("Regocijo"), cuando Attis renacía.[79] Algunas fuentes cristianas antiguas asocian este día con la resurrección de Jesús.[80] Damascio atribuyó una "liberación del Hades" a la Hilaria.[81]
  • 26 de marzo: Requietio ("Día de descanso").[82]
  • 27 de marzo: Lavatio ("Lavado"), señalado por Ovidio, probablemente una innovación con Augusto, cuando se tomaba la piedra sagrada de Cibeles en procesión del templo Palatino a la Porta Capena y al camino Apio al río Almo, un afluente del Tíber. Allí se bañaban la piedra sagrada y los implementos sagrados de hierro "al estilo frigio" por un sacerdote de túnicas rojas. Atendía el quindeceviro. El viaje de vuelta se hacía con antorcha, con mucho regocijo. La ceremonia aludía a, pero no recreaba, la llegada original de Cibeles a la ciudad, no implicando al parecer a Attis.[83]
  • 28 de marzo: Initium Caiani, a veces interpretado como las iniciaciones a los misterios de la Magna Mater y Atti.[84]

Los académicos están divididos entre la opción de que la serie completa se dispusiera más o menos bajo el gobierno de Claudio[85] o el festival creciera con el tiempo.[86] El carácter frigio del culto habría atraído a los Julio Claudios como expresión de su reivindicación de ascendencia troyana.[87] Puede ser que Claudio estableciera prácticas que lamentaran la muerte de Attis, antes de que adquiriera su significado completo como el dios resucitado del renacimiento, expresado por la alegría en el Canna intrat y la Hilaria.[88] Se cree que la secuencia completa fue oficial en la época de Antonino Pío (reinado 138-161), pero entre los fasti existentes, solo aparece en el Calendario de Filócalo (354 d.C.).[89]

Cultos menores[]

Los ritos y festivales locales menores o privados en Ostia, Roma, y el templo de Victoria pudieron marcar el comienzo de aniversarios importantes, estaciones y participantes en la llegada de la diosa, incluyendo su barco, que se consideraría un objeto sagrado. Los cultos a Claudia Quinta eran probables, especialmente en la época imperial.[90] Roma parece haber introducido árboles perennes (pino o abeto) a la iconografía de Cibeles, basado al menos parcialmente en el mito del "ancestro troyano" de Roma, en el que la diosa dio a Eneas su árbol sagrado para la construcción de barcos. Estos probablemente simbolizaban la muerte y renacimiento de Attis.[91] A pesar de las pruebas arqueológicas de un culto temprano de Attis en el precinto palatino de Cibeles, no se han conservado fuentes epigráficas o literarias que lo mencionen hasta Catulo, cuyo poema 63 lo sitúa directamente en la mitología de Magna Mater, como el líder desventurado y prototipo de sus Galos.[92]

Taurobolio y criobolio[]

Lyon-Autel-CIL-XIII-1756

Inscripción erosionada de Lugdurum (Actual Lyon, en Francia) conmemorando un taurobolio a la Madre de los Dioses bajo el título de Augusta.[93]

Las restricciones de Roma contra la castración y la participación ciudadana en el culto de Magna Mater limitaron tanto el número como el tipo de sus iniciados. Desde la década de 160 d.C., los ciudadanos que buscaban la iniciación a sus misterios podían ofrecer dos formas de sacrificio animal - y, a veces, ambos - como sustitutos lícitos para la auto-castración. El taurobolio sacrificaba un toro, la víctima más potente y costosa de la religión romana; el criobolio usaba una víctima menor, normalmente un cordero.[94][95] Un relato melodramático tardío y antagonístico del apologista cristiano Prudencio tenía a un sacerdote en pie bajo un suelo de tablillas de madera; sus ayudantes o sacerdotes menores eliminaban al toro usando una lanza sagrada. El sacerdote emerge del foso, empapado con la sangre del toro, al aplauso de los espectadores reunidos. Esta descripción del taurobolio como un baño de sangre es, si es precisa, una excepción a la práctica sacrificial romana habitual;[96] puede no haber sido más que un sacrificio de un toro cuya sangre era cuidadosamente recogida y ofrecida a la deidad, junto con los órganos de generación, los testículos.[97]

El taurobolio y el criobolio no están coordinados con ninguna fecha o festival particular, pero probablemente se base en los mismos principios teológicos que el ciclo de vida, muerte y renacimiento de la marcha de la "semana santa". El celebrante tomaba personal y simbólicamente el lugar de Attis, y como él, era purificado, renovado o, al emerger del foso o tumba, "renacido".[98] Se creía que estos efectos regenerativos disminuían con el tiempo, por lo que debían renovarse con sacrificios adicionales. Algunas dedicaciones transfieren el poder regenerativo del sacrificio a los no participantes, incluyendo emperadores, la familia imperial y el estado romano; algunos marcan un dies natalis (cumpleaños o aniversario) para el participante o recipiente. Los dedicantes y participantes pueden ser hombres o mujeres.[99]

El gran gasto del taurobolio aseguraba que sus iniciados fueran de la clase alta de Roma, e incluso las ofrendas menores de un criobolio habrían estado más allá de los medios de los pobres. Entre las masas romanas, hay pruebas de devoción privada a Attis, pero virtualmente ninguna para las iniciaciones al culto de Magna Mater. En el revivalismo religioso de la posterior era imperial, los destacados iniciados de Magna Mater[100] incluían al prefecto del pretorio Vetio Agorio Pretextato; el quindecenviro Volusiano, que fue cónsul en dos ocasionesM y posiblemente el emperador Juliano.[101] Las dedicatorias del taurobolio a Magma Mater tienden a ser más comunes en las provincias occidentales del imperio, como atestiguan las inscripciones en (entre otras) Roma y Ostia en Italia, Lugdurum en Galia, y Cartago, en África.[102]

Sacerdocio[]

Archigallus of Cherchel

Estatua de un archigalo (sumo sacerdote de Cibeles), siglo II-III d.C. (Museo Arqueológico de Cherchell).

"Attis" pudo haber sido un nombre o título de los sacerdotes o reyes-sacerdote de Cibeles en la antigua Frigia.[103] La mayoría de los mitos del deificado Attis lo presentan como fundador del sacerdocio Galo de Cibeles, pero en el relato de Servio, escrito durante la época imperial romana, Attis, castra un rey para escapar sus atenciones sexuales no deseadas, y es castrado a su vez por el rey moribundo. Los sacerdotes de Cibeles encuentran a Attis en la base de un pino; él muere y lo entierran, castrándose en recuerdo suyo y celebrándolo en su ritos a la diosa. Este relato puede intentar explicar la naturaleza, origen y estructura de la teocracia de Pesinunte.[104] Un poeta helenístico se refiere a los sacerdotes de Cibeles en femenino, como Gallai.[105] El poeta romano Catulo menciona a Attis en masculino hasta su castración, y en femenino en adelante.[106] Varias fuentes romanas se refieran a los Galos como el tercer género o género medio (medium genus o tertium sexus)[107]. Se consideraba que la castración voluntaria del Galo en servicio a la diosa le otorgaba poderes de profecía.[108]

Pesinunte, lugar del templo de donde se trajo Magna Mater a Roma, era una teocracia cuyo Galo gobernante pudo haber sido elegido a través de algún tipo de adopción, para asegurar la sucesión "dinástica". El Galo de mayor rango era conocido como "Attis", y sus aprendices como "Battakes".[109] Los Galos de Pesinunte eran políticamente influyentes; en el 189 a.C., predijeron o rezaron por la victoria inminente de Roma contra los gálatas. El año siguiente, quizás en respuesta a este gesto de buena fortuna, el senado romano reconoció formalmente Illium como el hogar ancestral del pueblo romano, otorgando un territorio adicional e inmunidad fiscal.[110] En el 103, un Battakes viajó a Roma y se dirigió al senado, ya sea como reparación de las irreverencias cometidas en su santuario o para predecir otro éxito militar romano. Se habría presentado con "un colorido atuendo y tocado, como una corona con asociaciones reales no bienvenidas mal acogida por los romanos". Aún así, el senado lo apoyó; y cuando un tribuno plebeyo que había opuesto violentamente su derecho a dirigirse al senado murió de fiebre (o, en un escenario alternativo, cuando llegó la victoria romana profetizada), pareció probarse el poder de Magna Mater.[111]

En Roma, los Galos y su culto cayeron bajo la suprema autoridad de los pontífices, que provenían normalmente de los ciudadanos más ricos y de más alta alcurnia.[112] Los propios Galos, aunque importados para servir los trabajos diarios del culto de la diosa en nombre de Roma, representaba una inversión de las tradiciones sacerdotales romanas en el que los sacerdotes mayores eran ciudadanos, de los que se esperaba que criaran familias y fueran personalmente responsables de mantener económicamente sus templos, asistentes, cultos y festivales. Como eunucos, incapaces de la reproducción, los Galos tenían prohibida la ciudadanía romana y los derechos de herencia; como sus equivalentes orientales, eran técnicamente mendigantes cuya vida dependía de la generosidad piadosa de otros.

Durante unos pocos días al año, durante las Megalesias, las leyes de Cibeles les permitían dejar sus alojamientos, situados dentro del complejo del templo de la diosa, y vagar por las calles para pedir limosna. Eran forasteros, marcados como Galo por sus insignias y sus vestidos y comportamientos afeminados, pero como sacerdotes de un culto estatal, eran sagrados e inviolables. Desde el comienzo, fueron objeto de fascinación romana, desdén y fascinación religiosa.[113] Ningún romano, ni siquiera un esclavo, se castraría a sí mismo "en honor a la diosa" sin castigo; en el 101 a.C., un esclavo que lo hizo fue exiliado.[114] Augusto seleccionó sacerdotes de entre sus propios hombres libres para supervisar el culto de Magna Mater, y lo trajo bajo el control imperial.[115] Claudio introdujo el puesto sacerdotal mayor del archigalo, que no era un eunuco y tenía plena ciudadanía romana.[116]

Statue of Gallus priest

Estatua de un Galo (Sacerdote de Cibeles), finales del siglo II (Museos Capitolinos).

Las circunstancias religiosamente legales para la auto-castración de un Galo siguen sin estar claras; algunos pudieron realizar la operación en el Dies Sanguinis ("Día de sangre") en el festival de marzo de Cibeles y Attis. Plinio describe el procedimiento como relativamente seguro, pero no se conoce en qué fase de la carrera del Galo se realizaba, o exactamente qué se eliminaba,[117] o si todos los Galos lo realizaban. Algunos Galos se dedicaban a la diosa la mayor parte de sus vidas, mantenían relaciones con familiares y compañeros, y finalmente se retiraban del servicio.[118] Los Galos siguieron siendo una presencia en las ciudades romanas hasta bien entrada la época cristiana imperial. Algunas décadas después de que el cristianismo se convirtiera en la única religión imperial, San Agustín vio unos Galos "desfilando por las plazas y calles de Cartago, con cabello aceitado y caras espolvoreadas, miembros lánquidos y marcha femenina, pidiendo incluso a los comerciantes los medios para continuar viviendo en desgracia".[119]

Templos[]

El templo de Magna Mater estaba en lo alto de la ladera del Palatino, dominando el valle del Circo Máximo y enfrentando al templo de Ceres en la ladera del Aventino Se podía acceder a través de un largo tramo ascendente desde una zona allanada inferior o proscenium, donde se disponían los juegos festivales y obras de la diosa. En lo alto de las escaleras, había una estatua de la diosa entronada, con una corona mural y atendida por leones. Su altar permanecía en la base de los escalones, al borde del proscenium. El primer templo fue dañado por el fuego en 111 a.C., y fue reparado y reconstruido. Se quemó a comienzos de la época imperial y fue restaurado por Augusto; se quemó de nuevo poco después, siendo reconstruido de nuevo por Augusto en un estilo más suntuoso; el relieve Ara Pietatis muestra su frontón.[120] La diosa es representada por su trono vacío y corona, flanqueada por dos figuras de Attis reclinándose sobre tympanons; y por dos leones que comen de cuencos, como si fueran domesticados por su presencia invisible. La escena probablemente represente un solisternium, una forma de banquete reservada normalmente para las diosas, según el "rito griego" practicado en Roma.[121] Este banquete se celebraba probablemente dentro del edificio, con la participación reservada a los patrocinadores aristocrático de los ritos de la diosa; la carne de su animal sacrificial proporcionaba el alimento.

Desde al menos el 139 d.C., el puerto de Roma en Ostia, el lugar de la llegada de la diosa, tenía un santuario totalmente desarrollado a Magna Mater y Ottis, atendido pòr un archigalo local y una escuela de dendrophores (los portadores rituales de árboles de la "semana santa").[122]

La preparación del terreno para la construcción de la basílica de San Pedro en la colina Vaticana descubrió un santuario, conocido como Frigiano, con unas 24 dedicatorias a Magna Mater y Attis.[123] Muchas están ahora perdidas, pero la mayoría que se conserva fueron dedicadas por romanos de alto rango tras el taurobolio a Magna Mater. Ninguno de estos dedicantes eran sacerdotes de Magna Mater o Attis, y varios mantuvieron sacerdocios de uno o varios cultos.[124]

Cerca de Sétif (Mauritania), los dendrophores y los fieles (religiosi) restauraron su templo de Cibeles y Attis tras el desastroso incendio en 288 d.C. Las lujosas nuevas instalaciones pagadas por un grupo privado incluyeron una estatua de plata de Cibeles y su carro procesional; el último recibió un nuevo dosel con borlas en forma de piñas de abeto.[125] Cibeles atrajo la ira de los cristianos a través del imperio; cuando se le otorgó tiempo a San Teodoro de Amasea para renunciar a sus creencias, lo usó para quemar un templo de Cibeles.[126]


Mitos, teología y cosmogonía[]

Estatua-Rea-plaza-Cibeles-Madrid

Fuente de Cibeles en Madrid

Los principales mitos de Cibeles tratan sus propios orígenes y su relación con Attis. El relato más complejo, vívidamente detallado y espeluznante de estos mitos fueron producidos como polémica anti-pagana a finales del siglo IV por el apologista cristiano Arnobio de Sicca.[127]

Para Lucrecio, Magna Mater "simbolizaba el orden mundial". Su imagen elevada implica la Tierra, que "cuelga en el aire". Ella es la madre de todo, y los leones uncidos que tiran su carro muestran el deber de obediencia de la descendencia al padre.[128] Ella misma está descreada, y por lo tanto está esencialmente separada e independiente de sus creaciones.[129]

A comienzos de la época imperial, el poeta romano Manilio insertó a Cibeles como la decimotercera deidad de un zodiaco grecorromano clásico simétrico, en el que cada una de las doce casas zodiacales (representadas por constelaciones particulares) es gobernada por una de las doce deidades, conocidas en Grecia como Doce Olímpicos y en Roma como los Di Consentes. Manilio tuvo a Cibeles y Jüpiter como los gobernantes de Leo (el león), en oposición astrológica a Juno, que gobierna sobre Aquarius.[130] Los académicos modernos señalan que mientras el Leo de Cibeles surge sobre el horizonte, Taurus (el toro) se pone; el león domina al toro. Algunos de los posibles modelos griegos para el festival de MEgalesias de Cibeles incluyen las representacioens de leones atacando y dominando a toros. La fecha del festival coincidía, aproximadamente, con los sucesos del calendario agrícola romano (en torno al 12 de abril), cuando se aconsejaba a los granjeros cavar sus viñedos, arar la tierra, sembrar mijo "y - curiosamente oportunamente, dada la naturaleza de los sacerdotes de la Madre - castrar al ganado y otros animales".[131]

Referencias[]

  1. 1,0 1,1 1,2 R. S. P. Beekes, Etymological Dictionary of Greek, Brill, 2009, p. 794 (s.v. "Κυβέλη").
  2. Roller, Lynn E. (1999). «The Mother Goddess in Greece», In Search of God the Mother: The Cult of Anatolian Cybele, University of California Press, pp. 228-232.
  3. Con mención a los orígenes y precursores de Cibeles, S.A. Takács describe "una estatuilla de terracota de una diosa (madre) sentada dando a luz con cada mano sobre la cabeza de un leopardo o pantera", Cybele, Attis and related cults: essays in memory of M.J. Vermaseren 1996:376; de este tipo icónico Walter Burkert dice "La iconografía encontrada lleva directamente a la imagen de Kybele sentada sobre su trono entre dos leones" (Burkert, Homo Necans (1983:79).
  4. Elizabeth Simpson, "Phrygian Furniture from Gordion", in Georgina Herrmann (ed.), The Furniture of Ancient Western Asia, Mainz 1996, pp. 198–201.
  5. Roller 1999, pp. 67–68. Este reemplaza el significado raíz de "Cibeles" como "ella del pelo", ver C.H.E. Haspels, The Highlands of Phrygia, 1971, I 293 no 13, señalado en Walter Burkert, Greek Religion, 1985, III.3.4, nota 17 y 18.
  6. Motz, 1997. p. 115.
  7. Johnstone, en Lane, 1996, p. 109.
  8. Roller, 1999, p. 53.
  9. Pausanías, Descripción de Grecia III.22.4: "aunque los magnetes que viven al norte del Sípilo tienen en la roca de Codino la imagen más antigua de todas de la Madre de todos los dioses. Los magnetes dicen que la hizo Bróteas, hijo de Tántalo.". La imagen era probablemente de origen hitita; ver Roller, 1999, p. 200.
  10. Summers, in Lane, 1996, p.364.
  11. Schmitz, Leonard, en Smith, William, Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology, 1867, p. 67. link to perseus.org. Roller, 1994, pp. 248–56, sugiere "Agdistis" como el nombre personal de Cibeles en Pesinunte.
  12. Roller, 1999, pp. 110–114.
  13. Roller, 1999, pp. 69ff.
  14. Takacs, en Lane, p. 376
  15. Roller, 1999, pp. 111, 114, 140; para citas, ver p. 146.
  16. Vecihi Özkay, "The Shaft Monuments and the 'Taurobolium' among the Phrygians", Anatolian Studies, Vol. 47, (1997), pp. 89-103, British Institute at Ankara.
  17. Roller, 1999, p. 125,citando a Píndaro, fragmento 80 (Snell), Despoina Kubela Mātēr [δέσπ]οιν[αν] Κυβέ[λαν] ματ[έρα]).
  18. Burkert, Greek Religion, 1985, sección III.3,4 p. 177.
  19. Roller, 1999, p. 135; Potnia Theron (Πότνια Θηρῶν) puede encontrarse en ocasiones como un título en fuentes antiguas, pero a veces es una suposición académica basada en su iconografía.
  20. Roller, 1999, pp. 170 - 176.
  21. Johnstone, P.A., en Lane, E. (ed), 1996, citando a Herodoto, Historias, 4.76-7.
  22. Roller, 1999. pp. 162 - 167; Roscoe, p. 200; Robertson, en Lane, p. 258.
  23. Ver Burkert, Greek Religion, 1985, sección III.3,4 p. 177. Ver también Roller, 1999, pp. 140 - 144.
  24. Roller, L., en Lane, E. (ed), 1996, p. 306. Ver también Roller, 1999, pp. 129, 139.
  25. Roller, 1994, p. 249.
  26. Roller, 1999, p. 157.
  27. Estrabón, Geografía, libro X, 3:18; ver también las anteriores Eurípides Euripides, Bacchae, 64 - 186, y Píndaro, Ditirambo II.6 - 9.
  28. Roller, 1994, p. 253.
  29. Roller, 1999, p. 143.
  30. Roller, 1999, pp. 225 - 227.
  31. Roller, 1999, pp. 149 - 151 y notas al pie 20 - 25, citando el Himno Homérico 14, Píndaro, Ditirambo II.10 (Snell), Eurípides, Helena, 1347; Palamedes (Estrabón 10.3.13); Bacchae, 64 - 169, Estrabón 10.3.15 - 17 et al.
  32. Roller, 1999, pp. 171, 172 (y notas 110 - 115), 173.
  33. Roller cree que el mismo "Attis" se asociaba originalmente con la familia real frigia y era heredado por el sacerdocio o teocracia frigio devoto a la Madre Diosa, consistente con la mitología de Attis como siervo o sacerdote de su diosa. Los cultos griegos y el arte griego asocian este traje "frigio" con varios pueblos orientales "no griegos", incluyendo sus antiguos enemigos, los persas y los troyanos. En alguos estados griegos, Attis era enfrentado directamente con hostilidad; pero sus vagas asociaciones "troyanas" habrían contado a su favor para su promoción definitiva de su culto romano. Ver Roller, 1994, pp. 248 - 56. Ver también Roscoe, 1996, pp. 198 - 9, y Johnstone, en Lane, 1996, pp. 106 -7.
  34. Ambos nombres están inscritos en la estela. Roller ofrece Agdistis como el nombre personal de la frigia Kybele. Ver Roller, 1994, pp. 248 - 56. Para la discusión y crítica sobre estos y otras conexiones de narraciones complejas, cúlticas y mitológicas entre Cibeles, Agdistis y Attis, ver Lancellotti, Maria Grazia, Brill, 2002 Attis, between myth and history: king, priest, and God, Brill, 2002.
  35. La siringa era un simple instrumento rústico, asociado con Pan, dios griego de los pastores, rebaños y lugares salvajes y arboldaos, y sexualidad desatada. Ver Johnston, en Lane (Editor), 1996, pp. 107 - 111, y Roller, pp. 177 - 180: Pan es un "compañero natural" para Cibeles, y hay pruebas de cultos combinados.
  36. Demóstenes, Sobre la corona, 260: cf el grito iache, invocando al dios Iaco en los mitos eleusinos de Deméter; Roller, 1999, p. 181.
  37. Roscoe, p. 200.
  38. Roller, 1999, pp. 113 - 114; ver también Roller, 1994, p. 254.
  39. Corpus Inscriptionum Latinarum 12.5374.
  40. Beard, p.168, siguiendo a Livio 29, 10 - 14 para Pesinunte (antigua Galatia) como el santuario de donde la trajeron. Lingua Latina, 6.15 de Varrón tiene a Pérgamo. Fastos 4.180-372 de Ovidio la trajo directamente del monte Ida. Para la discusión de los problemas surgidos sobre afirmaciones tan precisas de los orígenes, ver Tacaks, en Lane, pp. 370 - 373.
  41. Boatwright et al., The Romans, from Village to Empire ISBN: 978-0-19-511875-9
  42. Summers, en Lane, 1996, pp. 363 - 4: "una estatua con apariencia bastante rara con una piedra por cara." Prudencio describe la piedra como pequeña, encerrada en plata.
  43. Beard, 1994, pp. 168, 178 - 9: ver también Summers, en Lane, 1996, pp. 357 - 9. muchas de las estatuillas votivas de Attis en el templo romano de Cibeles son prueba de su posible culto privado romano temprano.
  44. Beard, 1994, p. 177, citando a Vermaseren, M.J., Cybele and Attis: the myth and the cult, Thames y Hudson, 1977, p. 96.
  45. Varias deidades griegas importantes fueron adaptadas para Roma durante esta época, incluyendo los dioses griegos Asclepio y Apolo. Se incorporó una versión de las Tesmoforias de Deméter en el culto romano a Ceres en torno la misma épocaM las sacerdotisas griegas fueron llevadas a mantener el culto "para el beneficio del estado romano".
  46. Takacs, en Lane (ed), p. 373 , señala que presumir de la ignorancia romana de la verdadera naturaleza del culto "hace que los nobles romanos parezcan como bufones, algo que apenas eran".
  47. Roller, 1999, p. 282.
  48. Summers, en Lane, 1996, pp. 337 - 9.
  49. En la tradición romana, la loba que encontraron Rómulo y Remo los alojó en el Palatino, el Lupercal. Ver también Roller, 1999, p. 273
  50. Roller, 1999, pp. 282 - 285. Para la descripción de la estatua, ver Summers, en Lane, 1996, pp. 363 - 4
  51. cf la respuesta romana en 186 a.C. a los cultos bacanales populares, no oficiales, extásicos (originándose como festivales a Dionisio, similares a los cultos griegos de Cibeles), suprimidos con gran ferocidad por le estado romano, muy pocos después de la introducción oficial del culto de Cibeles.
  52. P. Lambrechts, "Livie-Cybele," La Nouvelle Clio 4 (1952): 251-60.
  53. C. C. Vermeule, "Greek and Roman Portraits in North American Collections Open to the Public," Proceedings of the American Philosophical Society 108 (1964): 106, 126, fig. 18.
  54. En Grecia y Frigia, la mayoría de los cultos a la diosa eran populares y financiados privadamenteM su antiguo rol antiguo como diosa del antiguo estado frigio estaba tan muerto como el propio estado. Ver Roller, 1999, p. 317.
  55. Roller, 1999, p.280, citando a Ovidio, Fasti, 4. 299; cf "Mater frigia y Meter griega, para quien la fertilidad raramente era un problema, y cuya asociación con la montaña salvaje y desestructurada estaba directamente empatada con la agricultura y el canpo establecido".
  56. Virgilio, Eneida, Libro IX, líneas 99–109, 143–147.
  57. Roller, 1999, pp. 282, 314.
  58. Roller, 1999, pp. 315 - 316.
  59. Michele Renee Salzman, On Roman Time: The Codex Calendar of 354 and the Rhythms of Urban Life in Late Antiquity (University of California Press, 1990), pp. 83–91, rechazando la tradición académica de que la imagen representa un anciano en un rito desconocido para Venus
  60. Probablemente fue copiado de un original griego; el mismo aparece en el altar de Pérgamo. Ver Roller, 1999, p. 315.
  61. En la época republicana tardía, Cicerón describe los himnos y características rituales de las Megalesias como griegas. Ver Takacs, en Lane (ed), p. 373.
  62. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades romanas, trans. Cary, Loeb, 1935, 2, 19, 3 - 5. Ver también un comentario en Roller, 1999, p.293 y nota 39: "... uno puede ver como un [sacerdote] frigio en una túnica elaboradamente bordada puede hacer chocado notablemente con las túnicas romanas lisas, mayormente monocromáticas y las togas"; cf "los esfuerzos [de Augusto] para subrayar la toga blanca como el traje adecuado para los romanos".
  63. Roller, 1999, p. 296, citando a Cicerón, De Haruspicum Responsis, 13. 28.
  64. Recordando a los Curetes y Coribantes de los mitos y cultos griegos de Cibeles
  65. Ver Robertson, N., en Lane (ed), 1996, pp. 292 - 293. Ver también Summers, K., en Lane (ed), 1996, pp.341, 347 - 349.
  66. Summers, en Lane, 1996, pp. 348 - 50.
  67. Roller, 1999, p. 317.
  68. Maria Grazia Lancellotti, Attis, Between Myth and History: King, Priest, and God (Brill, 2002), p. 81; Bertrand Lançon, Rome in Late Antiquity (Routledge, 2001), p. 91; Philippe Borgeaud, Mother of the Gods: From Cybele to the Virgin Mary, traducido por Lysa Hochroth (Johns Hopkins University Press, 2004), pp. 51, 90, 123, 164.
  69. Duncan Fishwick, "The Cannophori and the March Festival of Magna Mater," Transactions and Proceedings of the American Philological Association, Vol. 97, (1966), p. 195 [1]
  70. Tertuliano, Adversus Iudaeos 8; Lactancio, De Mortibus Persecutorum 2.1; Gary Forsythe, Time in Roman Religion: One Thousand Years of Religious History (Routledge, 2012), p. 88; Lancellotti, Attis, Between Myth and History, p. 81.
  71. Michele Renee Salzman, On Roman Time: The Codex Calendar of 354 and the Rhythms of Urban Life in Late Antiquity (University of California Press, 1990), p. 166.
  72. Duncan Fishwick, "The Cannophori and the March Festival of Magna Mater," Transactions and Proceedings of the American Philological Association, Vol. 97, (1966), p. 195.
  73. Jaime Alvar, Romanising Oriental Gods: Myth, Salvation and Ethics in the Cults of Cybele, Isis and Mithras, translated by Richard Gordon (Brill, 2008), p. 288–289.
  74. Fírmico Materno, De errore profanarum religionum, 27.1; Rabun Taylor, "Roman Oscilla: An Assessment", RES: Anthropology and Aesthetics 48 (Autumn 2005), p. 97.
  75. John Lydus, De Mensibus 4.59; Suetonio, Otho 8.3; Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88.
  76. Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88.
  77. Salzman, On Roman Time, pp. 166–167.
  78. Salzman, On Roman Time, p. 167; Lancellotti, Attis, Between Myth and History, p. 82.
  79. Macrobius, Saturnalia 1.21.10; Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88.
  80. Tertuliano, Adversus Iudaeos 8; Lactancio, De Mortibus Persecutorum 2.1; Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88; Salzman, On Roman Time, p. 168.
  81. Damascio, Vita Isidori excerpta a Photio Bibl. (Cod. 242), edition of R. Henry (Paris, 1971), p. 131; Salzman, On Roman Time, p. 168.
  82. Salzman, On Roman Time, p. 167.
  83. Alvar, Romanising Oriental Gods, pp. 286–287.
  84. Salzman, On Roman Time, pp. 165, 167. Lawrence Richardson, A New Topographical Dictionary of Ancient Rome (Johns Hopkins University Press, 1992), p. 180, sugerir Initium Caiani podría en cambio referirse a la "entrada de Gayo" (Calígula) en Roma el 28 de marzo del 37 d.C., cuando fue aclamado como princeps. El Gayano era una pista usada por Calígula para ejercicios de carro. Salzman (p. 169) ve el Gayano como un lugar alternativo al Frigiano, cuyo acceso pudo haber sido obstruido en el siglo IV por la construcción de la basílica de San Pedro.
  85. Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88, señalando a Jérôme Carcopino como el principal defensor de esta opinión.
  86. Alvar, Romanising Oriental Gods, p. 286.
  87. Forsythe, Time in Roman Religion, pp. 89–92.
  88. Duncan Fishwick, "The Cannophori and the March Festival of Magna Mater," Transactions of the American Philological Association 97 (1966), p. 202.
  89. Forsythe, Time in Roman Religion, p. 88; Alvar, Romanising Oriental Gods, pp. 286–287.
  90. Roller, 1999, p. 314.
  91. Roller, 1999, p. 279; Takacs, en Lane (ed), p. 373.
  92. Summers, K., en Lane (ed), 1996, p.377 ff; para Catullus, ver Takacs, en Lane (ed), 1996, p. 367 ff. Para el texto latino online y la traducción inglesa del poema 63 de Catulo, ver vroma.org
  93. Taurobolium Matris Deum Augustae: CIL 13. 1756.
  94. Ver Duthoy, p. 1 ff. Se atestiguan posibles precursores griegos al taurobolio en torno a 150 a.C. en Asia Menor, incluyendo Pérgamo y en Illium (la posición tradicional de la antigua Troya), que algunos romanos han asumido como el propio y la ciudad "nativa" de Cibeles La forma del taurobolio presentada por las fuentes romanas posteriores probablemente se desarrolló con el tiempo y no era única a Magna Mater - uno fue dado en Puteoli en el 134 d.C. en honor a Venus Caelestia (C.I.L. X.1596) - pero la polémica anti-pagana la representa. Algunos académicos definen el criobolio como un rito de ATtis; pero algunas losas dedicatorias muestran la cabeza adornada del toro (Taurobolium) con una de cordero (criobolium), y ninguna mención a Attis.
  95. Ver también Vecihi Özkay, "The Shaft Monuments and the 'Taurobolium' among the Phrygians", Anatolian Studies, Vol. 47, (1997), pp. 89-103, British Institute at Ankara, para especulación de que algunos monumentos verticales frigios anticipan la fosa del taurobolio.
  96. Prudentio es la única fuente original para esta versión del Taurobolio. Beard, p. 172, refiriéndose a ella; "[esta es] bastante opuesta a la práctica del sacrificio cívico tradicional en Roma, en el que la sangre era cuidadosamente recogida y el oficiante nunca se manchaba". Duthoy, p. 1 ff, cree que en las primeras versiones de los sacrificios, la sangre del animal pudo haber sido sencillamente recogida en un recipiente; y que que esto fue elaborado en lo que Prudencio describe aproximadamente. Cameron, p. 163, directamente rechaza el testimonio de Prudencio como un rumor anti-pagano, pura trola y un polémico embrollo de un sacrificio ordinario de un toro.
  97. Cameron, p.163. cf la auto-castración de Attis y los Galos.
  98. Duthoy, p. 119.
  99. Duthoy, pp. 61ff, 107, 101 - 104, 115. Algunos marcadores de taurobolio y criobolio muestran una repetición entre varios años y más de dos décadas después.
  100. Fear, en Lane, 1996, p. 41, 45.
  101. Duthoy, p. 1.
  102. Duthoy, p. 1 ff (enumerando las inscripciones relevantes).
  103. Como era de sus sacerdotes en Pesinunte en el siglo II a.C.: see Roller, 1999, pp. 178 - 181.
  104. Lancellotti, Maria Grazia, Attis, between myth and history: king, priest, and God, Brill, 2002, p. 6, citando a Servio, Commentary on Vergil's Aeneid, 9.115.
  105. "Gallai de la madre montaña, delirantes amantes del tirso", Γάλλαι μητρὸς ὀρείης φιλόθυρσοι δρομάδες, tentativamente atribuido a Calímcao como fr. inc. auct. 761 Rudolf Pfeiffer.
  106. Ver Catulo 63: Texto latino
  107. Roscoe, 1996, p. 203.
  108. TEl apologista cristiano Fírmico Materno los describe como monstruosidades y prodigios, llenos "con un espíritu impío para predecir el futuro de los hombres ociosos"; see Roscoe, 1996, p.196.
  109. Lancellotti, Maria Grazia, Attis, between myth and history: king, priest, and God, Brill, 2002, pp 101 - 104. Esta "dinastía" sacerdotal pudo haber empezado en torno al siglo III a.C.
  110. Roller, 1999, p.206.
  111. Ver Roller, 1999, p.290 - 291,citando la descripción de Diódoro de los Battakes, y de la posterior predicción de la victoria romana en Plutarco, "Vida de Mario", 17.
  112. Beard, 1994, p. 173 ff.
  113. Roller, 1999, pp.318 - 319.
  114. Roller, 1999, p. 293.
  115. Roller, 1999, p. 315, citando CILl 6.496.
  116. Fear, en Lane, 1996, p. 47.
  117. Roscoe, 1996, p.203, citando a Plinio el viejo, Historia Natural, 11.261; 35.165, y señalando el procedimiento llamado "castración" en antiguas épocas abarcan todo desde la vasectomía a la eliminación completa del pene y los testículos.
  118. Roscoe, 1996, p.203, y nota 34, citando como ejemplo la dedicación de agradecimiento a la Madre Diosa por un Galo de Cícico (en Anatolia) en gratitud por su intervención en nombre del soldado Marcus Stlaticus, su compañero "(oulppiou, un término también aplicado al esposo o esposa)."
  119. San Agustín, Libro 7, 26, en Agustín, (trans. R W Dyson), Ciudad de Dios La ciudad de Dios contra los paganos, Libros 1 - 13, Cambridge University Press, 1998, p.299.
  120. Roller, 1999, pp. 309–310.
  121. El solisternium y otros elementos del ritus Graecus "probaron el profundo enraizamiento cultural y religioso de Roma en el mundo griego". Ver Scheid, John, en Rüpke, Jörg (Editor), A Companion to Roman Religion, Wiley-Blackwell, 2007, p.226.
  122. Duncan Fishwick, "The Cannophori and the March Festival of Magna Mater," Transactions and Proceedings of the American Philological Association, Vol. 97, (1966), p. 199.
  123. Cameron, p. 142.
  124. Cameron, pp. 144 - 149.
  125. Robin Lane Fox, Pagans and Christians, p. 581.
  126. (1914) Catholic Encyclopedia, New York: Encyclopedia Press. Consultado el 2007-07-16.
  127. Roller, 1999, p. 244.
  128. Summers, en Lane, 339 -340, 342; Lucrecio afirma la autoridad de "los antiguos poetas griegos" pero describe la versión de la procesión romana de Cibeles; a la mayoría de los lectores romanos, su interpretación le habrían parecido familiares.
  129. Roller, 1999, pp. 297 - 299, citando a Lucrecio, De Rerum Natura, 2,598 - 660.
  130. Hannah, Robert, "Manilius, the Mother of the Gods and the "Megalensia": an Astrological Anomaly resolved ?" Latomus, T. 45, Fasc. 4 (OCTOBRE-DÉCEMBRE 1986), pp. 864-872, Societe d’Etudes Latines de Bruxelles [2], citando a Manlio, Astronomica, (trans. GP Goold, Londres, 1977) 2. 439 - 437.
  131. Hannah, p. 872, citando a Varrón, De Re Rustica, 1. 30; Columela, De Re Rustica, 11. 2. 32 - 35; Plinio el viejo, Historia Naturalis, 18. 246 - 249.


Bibliografía[]

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