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Cihuateotl MET DT5116

Una figura de una cihuateotl, el espíritu de las aztecas que murieron en el parto.

En la mitología azteca, los Cihuateteo (Náhuatl clásico: Cihuātēteoh, en singular Cihuātēotl) o "Mujeres divinas" eran espíritus malévolos de mujeres que murieron en el parto.[1] Se asemejaban a los espíritus de guerreros que morían en conflictos violentos, porque el parto se consideraba conceptualmente equivalente a la batalla en la cultura azteca.[2] Según la tradición, se decía que una mujer de parto capturaba el espíritu del niño recién nacido igual que un guerrero captura a su oponente durante la batalla.[3] Estos espíritus también se asociaban con el oeste, el lugar donde se pone el Sol cada día.[1]

Mito[]

Los cihuateteo residían en una región occidental conocida como Cihuatlampa, el "lugar de mujeres".[3] Cada día, guiaban al Sol al oeste desde el mediodía a la puesta de Sol, sugiriéndose ocasionalmente que lo portan por el inframundo hasta que asciende de nuevo. Eran ayudadas por espíritus de guerreros, siendo esta una práctica exclusiva de estos dos grupos de fallecidos y un honor no otorgado a ningún otro individuo.[2][3]

De los cinco días específicos en el calendario azteca, las cihuateteo descendieron a la tierra: 1 Ciervo, 1 Lluvia, 1 Mono, 1 Casa y 1 Águila.[3] Mientras estaban en la tierra, se consideraban demonios de la noche, acechando en ocasiones en los cruces. Para aplacarlas se erigían santuarios en los bordes de los caminos, ya que se creía que robaban niños, provocaban locura y temblores, e inducían a los hombres al adulterio.[1] El personaje de un cihuateotl del Museo Metropolitano de Arte tiene inscrito sobre su cabeza el nombre Ce Calli, "1 Casa", mientras la figura del Museo Británico tiene inscrito el glifo "1 Mono" - estos indicaban sus días de descenso.[3][1]

Prácticas funerarias[]

Cuando una mujer azteca se enfrentaba al parto, se veía como un esfuerzo violento y laborioso parecida a la intensidad de la batalla. Se creía que los dioses enviaban al niño y la mujer tenía que luchar para traerlo al mundo. El recién nacido se veía como una recompensa suficiente si la madre tenía éxito y emergía victoriosa de su batalla con los dioses, pero si fracasaba, entonces moría y su alma se transformaba en un cihuateotl.[4]

En el caso de la muerte de una mujer, se realizaban prácticas funerarias especiales, ya que se creía que el cuerpo de una mujer que había muerto en el parto poseía poderes y magia especiales tras la salida del alma del cuerpo.[4] En estas prácticas especiales, el cuerpo era protegido ferozmente por un séquito armado que incluía el esposo viudo, sus amigos, todas las parteras y mujeres ancianas. Se creía necesario debido a la necesidad de proteger los restos humanos de la mujer de los guerreros. Se creía que el dedo medio izquierdo y el pelo eran reliquias especialmente potentes para los guerreros. Según la creencia azteca, "estas reliquias tenían poder mágico y, si se situaban en sus escudos, haría a los guerreros bravos y valientes, dándole fuerzas y cegando los ojos de sus enemigos".[5]

Representaciones en el arte[]

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Figura de terracota mostrando una cihuateotl de El Zapotal.

Cihuateteo puede caracterizarse como "personajes terribles con puño apretados como garras, macabros dientes y encías descubiertos y poses agresivas".[1] Sentándose con sus pies en garra escondidos entre sus faldas, pechos descubiertos y pezones prominentes. Estos rasgos sirven para destacar su potencial no realizado como madres que murieron antes de tener la oportunidad de criar a su recién nacido.[3]

A veces, cihuateteo también se describe con el pelo descuidado y arremolinado y faldas atadas con cinturones de serpiente. Las figuras de cihuateteo encontradas en El Zapotal incluso portan varas con cabezas como trofeos, y parecen cubiertas de pieles desoyadas, que sugieren deferencia o culto a una deidad femenina de la vegetación. La serpiente en torno a la cintura puede ser una mención a la diosa serpentina Cihuacóatl, que no solo se asociaba con la guerra, el sacrificio y el poder político, sino también la fertilidad, el parto y la partería.[6] Finalmente, el pelo descuidado se suele asociar con la oscuridad y la tierra.[3] No solo Cihuatlampa era un lugar de oscuridad, sino que la mayoría de las asociaciones aztecas con la tierra (y particularmente con las diosas terrestres) simbolizan tant oel parto como el sacrificio, dos de los rasgos definitorios de las propias cihuateteo.[6]

Referencias[]

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Eduardo., Matos Moctezuma, (2002). Aztecs, Solís Olguín, Felipe R., London: Royal Academy of Arts. OCLC 50525805. ISBN 9781903973134.
  2. 2,0 2,1 de Orellana, Margarita; Pope, Quentin; Moctezuma, Eduardo Matos; Nagao, Debra; Balderas, Ximena Chávez; Cué, Lourdes; León-Portilla, Miguel; Uriarte, María Teresa et ál. (2009). «THE AZTECS-MEXICA AND DEATH: A Rebirth of Gods and Men». Artes de México (96):  pp. 65–80. 
  3. 3,0 3,1 3,2 3,3 3,4 3,5 3,6 . Cihuateotl | Aztec | The Met. Consultado Error: No se ha definido la fecha de acceso a la página.
  4. 4,0 4,1 Shelton, Anthony Alan (1992). Ancient America : contributions to New World archaeology, Saunders, Nicholas J., Oxford: Oxbow Books, pp. 5. OCLC 28327040. ISBN 0946897484.
  5. Salas, Elizabeth (1990). Soldaderas in the Mexican military : myth and history, 1st edición, Austin: University of Texas Press. OCLC 20723387. ISBN 0292776306.
  6. 6,0 6,1 (2005) Encyclopedia of religion, Jones, Lindsay, 1954-, Eliade, Mircea, 1907-1986., Adams, Charles J., 2nd edición, Detroit: Macmillan Reference USA, pp. 5905. OCLC 56057973. ISBN 002865742X.
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