
El escornau es un monstruo extremeño cuya existencia se localiza en la Sierra de Santa Bárbara, cuyo único cuerno se mantuvo mucho tiempo en una ermita, como reliquia con propiedades curativas.[1]
Reconstrucción de la leyenda[]
En la reconstrucción realizada por José María Domínguez Moreno, la aparición del escornau se sitúa en el siglo XVI en el término de Ahigal, provincia de Cáceres, aterrorizando en las cercanías del arroyo Palomero, que desemboca en el río Alagón tras cruzar el término municipal de Este a Oeste. Se considera que su aparición es un castigo divino por el trato de los ahigalenses con los lugareños de pueblos vecinos y/o por los pecados contra la naturaleza de sus solitarios pastores.[2]
Aspecto[]
Cuando se considera un castigo divino por el trato hacia los vecinos, sería engendrado por un caballo y una jabalina; una yegua y un jabalí; un caballo y una vaca; un toro y una yegua. La mitad posterior sería de caballo y la anterior de jabalí, con un largo y agudo cuerno de forma espiral, vertical sobre la frente.[2]
Cuando la leyenda atribuye el castigo al pecado de los pastores, se dispone como una combinación de carnero y jabalí con piel escamada, con un cuerno similar al descrito anteriormente. Su duro cuerno, al que se le atribuía una longitud de tres metros, era su única arma, que afilaba por sí mismo en las rocas.[2]
Comportamiento[]
Su comportamiento siembre era agresivo, matando a pastores, campesinos y ganado. Tenía predilección por las mujeres, a quienes atravesaba con su cuerno y paseaba en él. Su alimento favorito eran las palomas en torno al arroyo Palomero. A pesar de su actitud homicida, mataba por placer, no para alimentarse.[2]
Enfrentamiento[]
Cansados de sus acciones, los vecinos decidieron acabar con el escornau, pero su piel escamosa era inmune a la metralla y la pólvora. Dada su consideración de castigo divino, se intentó echarlo por medio de métodos religiosos, como su excomunión o rogativas de destino funesto, ya que la procesión presidida por los cofrades de Vera Cruz se vió embestida por la bestia. Finalmente, ante la cofradía del Rosario, cuando la bestia iba a atacar a las mujeres portadoras del estandarte de la Virgen, se vio paralizado frente a él, se hinchó y explotó. Esto ocurrió en el llamado "Canchu la sangri", donde se dice que aún quedan manchas rojizas correspondientes a la sangre de la criatura.[2]
Celebración[]
Tras fiestas y alegrías, el cuerno fue llevado a Ahigal y expuesto en la ermita del Cristo. Otros consideran que se encontraba en la ermita de Santa Marina, ya que se la consideraba la exterminadora de la criatura.[2]
El cuerno se convirtió en reliquia. Sus rascaduras se consideraron sanadoras de la fertilidad femenina, aunque también otros males, como el insomnio, el dolor de estómago, el nerviosismo y el crecimiento. Los jóvenes conservaban sus raspaduras en los bolsillos como amuletos para lograr librarse de la mili.[2]
A mediados del siglo XIX, un obispo de la diócesis de Coria pasó por su visita pastoral por Ahigal, donde observó que la gente confiaba más en los polvos del escornau que en las oraciones a Cristo. Intentando solucionarlo, se llevó el cuerno, perdiéndose así el rastro de este animal fabuloso.[2]
Paralelismo[]
En el Majabhárata, libro indio del 2000 a.C., un ermitaño mantuvo relaciones con una gacela, naciendo de la unión Ekasringa, con un cuerno en la frente. En la leyenda de Ahigal es un pastor quien mantiene relaciones sexuales con una oveja de su propio rebaño. Las característica combinación de animales en la descripción del escornau se parece a la descripción en la edad antigua del unicornio, especialmente la de Plinio en Historia natural como una "fiera con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante y cola de jabalí, con un cuerno de dos codos de longitud y que mugía espantablemente".[2]
También comparte con el unicornio la dificultad para su captura o, como indica Plinio, el hábito de afilarse su cuerno con las rocas. San Gregorio y San Isidoro coinciden en su ferocidad y tendencia a alimentarse de palomas, viviendo incluso en lugares donde anidaban. Otros aseguraban que las mujeres no vírgenes eran masacradas letalmente por estos. Ekasringa fue amansado y llevado a la corte debido a la presencia de la bella hija del rey. Es decir, su ferocidad desaparece frente a una chica virgen. En el caso del escornau, es la Virgen María o Santa Marina, también virgen.[2]
Su cuerno también comparte las propiedades curativas del alicornio.[2]
Fuentes[]
Referencias[]
- ↑ Martín Sánchez, Manuel (2002). EDAF (ed.). Seres míticos y personajes fantásticos españoles, pp. 222.
- ↑ 2,00 2,01 2,02 2,03 2,04 2,05 2,06 2,07 2,08 2,09 2,10 José María Domínguez Moreno. LA LEYENDA DEL "ESCORNAU". Una versión extremeña del Mito del Unicornio.. Revista de Folklore número 68. (1986). Consultado el día 08-07-2018. o Domínguez Moreno, José María (1986). «LA LEYENDA DEL "ESCORNAU". Una versión extremeña del Mito del Unicornio». Revista de Folklore (68). https://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?id=587.