Hécate (Griego: Ἑκάτη, Hekátē) es una diosa de la religión y mitología griega, mostrada comúnmente sosteniendo dos antorchas o una llave y, en periodos posteriores, en forma triple. Era asociada tanto con los cruces como las entradas, perros, luz, magia, brujería, conocimiento de las hierbas y plantas venenosas, fantasmas, y hechicería. En las escrituras poscristianas de los Oráculos Caldeos (siglos II-III d.C.), se consideraba que tenía cierta regencia sobre la tierra, mar y cielo, así como una función más universal como Salvadora (Soteira), Madre de Ángeles y el Alma del Mundo Cósmico. Era una de las principales deidades adoradas en los hogares atenienses como diosa protectora y la que otorgaba prosperidad y bendiciones diarias a la familia.
Hécate pudo haberse originado entre los carios de Anatolia, donde se encontraron variantes de su nombre como nombres dados a los niños. William Berg observa: "Dado que los niños no son llamados en referencia a espíritus, es seguro asumir que los nombres teofóricos carios con hekat- implican a alguna deidad mayor libre de los lazos con el inframundo y la brujería asociada con Hécate en la Atenas clásica". Tenía paralelismos íntimos con la diosa romana Trivia, con quien se identificó en Roma.
Familia, atributos y relaciones[]
La versión más común la hace hija única de la pareja de titanes menores formada por Perses y Asteria. Diosa de la magia y la brujería además de ayudante de Perséfone y confidente de Zeus. Su Séquito estaba formado por las Lamias y las Empusas. Se le dio culto principalmente en Samotracia y Tesalia. Le estaba consagrado el perro. El asteroide 100 y una chasma de Venus llevan su nombre.
Representaciones[]
Las imágenes griegas más antiguas de Hécate la muestran con una sola cara. Farnell afirma: "La prueba de los monumentos al personaje y la importancia de Hécate es casi tan completa como la de la literatura. Pero es solo en el periodo tardío que viene a expresar su naturaleza mística y múltiple".
Los monumentos más antiguos conocidos son pequeños y de terracota encontrados en Atenas, con una dedicación a Hécate, en el estilo de escritura del siglo VI. La diosa está sentada en un trono con una guirnalda atada alrededor de su cabeza; está completamente sin atributos ni carácter, y el principal valor histórico de esta obra, que evidentemente es de un tipo bastante general y tiene una mención especial y un nombre simplemente de la inscripción, es que prueba que la forma única es su forma más antigua y que su reconocimiento en Atenas es anterior a la invasión pérsica.
El escritor viajero del siglo II, Pausanías, afirmó que Hécate fue representada primero en triplicado por el escultor Alcámenes en el periodo clásico griego a finales del siglo V a.C., que se situaba ante el templo de la Niké no alada en Atenas. Las ideas antropomórficas griegas en el arte conservaban su representación con tres caras: una escultura votiva de Ática del siglo III a.C. muestra tres imágenes contra una columna; alrededor de la columna de Hécate bailan las Cárites. Algunas representaciones clásicas la muestran como una diosa triplicada sosteniendo una antorcha, una llave, serpientes, dagas y bastante variedad de objetos. Tanto las representaciones de la forma individual como tríple de Hécate, así como las descripciones ocasionales con cuatro cabezas, continuaron a través de la historia.
En las escrituras esotéricas griegas inspiradas en Egipto conectadas con Hermes Trismegistus y en el papiro mágico de la antigüedad tardía, es descrita teniendo tres cabezas: una de perro, una de serpiente y otra de caballo. En otra representación, sus cabezas animales incluyen aquellas de una vaca y un jabalí. La triplicidad de Hécate está expresada en otra parte de una forma más helénica en el vasto friso del gran altar de Pérgamo, ahora en Berlín, donde se muestra con tres cuerpos, tomando parte en la batalla con los titanes. En la Argólida, cerca del santuario de los Dioscuros, Pausanías vio un templo de Hécate en el lado opuesto del santuario de Ilitía; Informó que la imagen era obra de Escopas, afirmando además: "Esta es de piedra, mientras las imágenes de bronces opuestas, también de Hécate, fueron hecho respectivamente por Policleto y su hermano Naucides, hijo de Motón" (Descripción de Grecia 2.22.7).
En Argonáuticas, una epopeya alejandrina del siglo III a.C. basado en material anterior, Jasón aplaca a Hécate en un ritual prescrito por Medea, su sacerdotisa: se bañó a medianoche en una corriente de agua y, vestido con túnicas oscuras, Jasón cava un agujero redondo y corta sobre él la garganta de una oveja, sacrificándola y entonces quemándola completamente en una pira junto al foso como un holocausto. Entonces se le dice que endulce la ofrenda con una libación de miel, luego se retire del lugar sin mirar atrás, incluso si oye el sonido de pasos o perros ladrando. Todos estos elementos anuncian los ritos de una deidad ctónica.
Un relieve de mármol del siglo IV a.C. de Cranón en Tesalia se dedicó a un dueño de un caballo de carreras. Muestra a Hécate, con un perro a su lado, colocando un laurel en la cabeza de una yegua. Suele ser atendida normalmente por un perro o perros, siendo la ofrenda más común el dejar carne en los cruces. Sus imágenes, atendida por un perro, también se encuentra en momentos donde es mostrada en su función de diosa madre con un niño, donde se le muestra junto al dios Hermes y la diosa Cíbeles en los relieves.
Mitología[]
Hécate ha sido caracterizada como una diosa ctónica preolímpica.
La primera obra de literatura que menciona a Hécate es la Teogonía de Hesiodo:
Embarazada ésta, parió a Hécate, a la que Zeus Crónida honró sobre todos y le procuró espléndidos regalos, la suerte de participar en la tierra y el mar estéril. Ella también obtuvo en lote la dignidad que confiere el estrellado cielo y es especialmente respetada por los dioses inmortales. Todavía ahora, cuando alguno de los hombres de la tierra los propicia, celebrando magníficos sacrificios seg´un costumbre, invoca repetidamente a Hécate. Muy fácilmente obtiene gran honor aquel cuyas súplicas acepta complaciente la diosa, y le concede prosperidad puesto que está en su mano. Pues cuantos nacieron de Gea y Urano y obtuvieron honras, ella posee el lote de todos ellos. En nada la maltrató el Crónida ni tampoco le quitó nada de lo que recibió en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que sus atribuciones son las mismas que tuvo desde el principio.
- ~ Teogonía - Hesiodo
Según Hesiodo, ejerció dominio sobre muchas cosas:
Y no por unigénita la diosa obtuvo en lote menos dignidad, sino todavía mucha más aún, puesto que Zeus la respeta. Al que ella quiere, grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a los venerables reyes, y en el ´agora hace destacar entre la gente al que ella quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la guerra destructora de hombres, allí la diosa asiste a los que quiere decididamente concederles la victoria y encumbrarles de gloria. Es capaz de asistir a los nobles que quiere y con igual capacidad, cuando los jóvenes compiten en juegos, allí los asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácilmente y contento se lleva un magnífico premio y proporciona gloria a sus padres. A los que trabajan en el mar intransitable y elevan sus súplicas a Hécate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre diosa les concede pesca abundante y fácilmente se la quita cuando parece segura si así lo desea su corazón. Es capaz de aumentar el ganado en los establos junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños de cabras y las majadas
de lanudas ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los pequeños y disminuye los numerosos. Así, aunque es unigénita, de madre, goza de gran respeto entre todos los Inmortales por sus prerrogativas. El Crónida la hizo criadora de los jóvenes que después de ella vieron la luz de la Aurora que a muchos alumbra. Y así, desde siempre, es criadora de la juventud y estas son sus atribuciones
- ~ Teogonía - Hesiodo
Hesiodo enfatiza que Hécate era hija única, hija de Perses y Asteria, una diosa estelar hermana de Leto (madre de Artemisa y Apolo. Abuela de los tres primos era Febe, la antigua titánide que personificaba la Luna.
La inclusión y alabanza de Hécate por Hesiodo en la Teogonía ha sido problemática para los académicos, ya que parece tenerle sumo respeto, mientras que le testimonio de otros escritores y pruebas conservadas sugieren que esta pudo ser la excepción. Una teoría es que el pueblo original de Hesiodo tuviera un seguimiento sustancial de Hécate y que su inclusión en la Teogonía era su manera de reconocer su prestigio extendiendo su palabra entre sus lectores. Otra teoría es que Hécate era principalmente un dios casero y un culto casero humildo pudo haber sido más penetrante sin ser mencionado tanto como un culto de un templo. En Atenas, Hécate, junto con Zeus, Hermes, Hestia y Apolo, eran muy importantes en la vida diaria ya que eran los principales dioses del hogar. Sin embargo, está claro que la posición especial que Zeus da a Hécate se mantiene a través de su historia por las representaciones encontradas en las monedas mostrando a Hécate en la mano de Zeus, como destaca una investigación más reciente presentada por d'Este y Rankine.
Hécate se originó posiblemente entre los carios de Anatolia, la región donde hay más nombres teofóricos que invocan a Hécate, como Hecateo y Hecatomno, el padre de Mausolo, y donde Hécate permaneció como Gran Diosa hasta tiempos históricos en su lugar de culto sin rival de Lagina. Aunque muchos investigadores favorecen la idea de sus orígenes anatólicos, se ha discutido que "Hécate debe haber tenido un origen griego". Los monumentos de Hécate en Frigia y Caria son numerosos pero de origen tardío.
Si el culto de Hécate se extendió de Anatolia a Grecia, es posible que presentara un conflicto, ya que su función ya era cumplida por otras deidades prominentes del panteón griego, especialmente Artemisa y Selene. Esta línea de razonamiento yace detrás de la hipótesis ampliamente aceptada de que era una deidad extranjera que fue incorporada al panteón griego. Aparte de en la Teogonía, las fuentes griegas no ofrecen una historia consistentes de su parentesco o de sus relaciones en el panteón griego: a veces, Hécate se relaciona como una titánide, una poderosa asistenta y protectora de humanos. Su presencia continuada fue explicada asegurando que, debido a que fue el único titán que ayudó a Zeus en la Titanomaquía, no fue expulsada al Tártaro tras su derrota por los Olímpicos.
Un grupo de historias conservadas sugiere cómo pudo haberse incorporado al panteón griego sin afectar la posición privilegiada de Artemisa. Aquí, Hécate es una sacerdotisa mortal a veces asociada con Ifigenia. Ella desdeña e insulta a Artemisa, quien como castigo causa el suicidio de la mortal. Había una zona sagrada a Hécate en los precintos del templo de Artemisa en Éfeso, donde los sacerdotes, megabyzi, oficiaban.
Hécate también se asoció con los fantasmas, los espíritus infernales, los muertos y la brujería. Los santuarios de Hécate se situaban en portales tanto de hogares como de ciudades con la creencia de que protegería a los muertos inquietos y otros espíritus. De igual manera, se crearon los santuarios de Hécate en los cruces de tres caminos, donde se dejaban ofrendas de comida a la Nueva Luna para obtener protección de espíritus y otros males.
Hécate es la principal figura femenina de los oráculos caldeos (siglo II-III d.C.), donde en el fragmento 194 se le asociaba con un strophalos (normalmente traducido como trompo o rueda, usado en la magia), "trabaja alrededor del Strophalos de Hécate". Esto parece referirse a una variante del instrumento mencionado por Miguel Psellos, que era una churinga formada por una bola dorada y decorada con símbolos y con una correa de cuero de buey enroscada.
Las variaciones de las interpretaciones de la función o funciones de Hécate pueden trazarse hasta la Atenas del siglo V. En dos fragmentos de Esquilo, aparece como una gran diosa. En Sófocles y Eurípides, es caracterizada como señora de la brujería y las Keres.
En un himno homérico a Deméter, Hécate es llamada la "compasiva", un eufenismo que quizás intentaba enfatizar su preocupación por la desaparición de Perséfone, cuando ella ayudó a Deméter con su búsqueda tras el secuestro cometido por Hades, sugiriendo que Deméter debería hablar con el dios del Sol, Helios. Por lo tanto, se convirtió en la compañera de Deméter en su viaje anual a y de los reinos de Hades; sirviendo como un psicopompo. Debido a esta asociación, Hécate era una de las diosas principales de los misterios eleusinos, junto con Deméter y Perséfone.
La comprensión moderna de Hécate ha sido fuertemente influenciada por las interpretaciones helenísticas sincréticas. Muchos de los atributos que le fueron asignados en este periodo parecen tener una base más antigua. Por ejemplo, en el papiro mágico del Egipto Ptolemaico, es llamada "mujer-perro" o "perra", y su presencia está significada por el ladrido de los perros. En las imágenes tardías, también tiene dos perros fantasmales como siervos a su lado. Sin embargo, su asociación con los perros precede la conquista de Alejandro Magno y la emergencia del mundo helenístico. Cuando Filipo II asedió Bizancio, ya había sido asociada durante algún tiempo con los perros; la luz en el cielo y el ladrido de los perros que advirtieron a los ciudadanos de un ataque nocturno, salvando a la ciudad, se atribuyeron a Hécate lampadóforos (la leyenda se conserva en el Suda). En gratitud, los bizantinos erigieron una estatua en su honor.
Como diosa virgen, permaneció sin casarse y no tenía consorte regular, aunque algunas tradiciones la nombraron la madre de Escila.
Hécate se presentaba generalmente con forma triple, que probablemente tenía alguna conexión con la apariencia de la Luna llena, media Luna y Luna nueva. Hécate triple era la diosa de la Luna con tres formas: Selene, la Luna en el cielo; Artemisa, la cazadora en la tierra; Perséfone, la destructora en el inframundo. Aunque asociada con otras diosas lugares como Selene, gobernaba sobre los tres reinos: tierra, mar y aire. Tenía el poder de crear y contener tormentas, lo que influyó su patrocinio de pastores y marineros.
Animales[]
Los perros estaban asociado íntimamente con Hécate en el mundo clásico. "En el arte y en la literatura, Hécate es constantemente representada con forma de perro o acompañada por un perro. Su acercamiento era anunciado por el aullido de un perro. El perro era el animal típico de sacrificio de Hécate y a veces era comido como sacramento solemne". El sacrificios de perros a Hécate se atestigua en Tracia, Samotracia, Colofón y Atenas. Se ha afirmado que su asociación con perros es "sugerente de su conexión con el nacimiento, ya que los perros eran sagrados para Ilitía, Genétilis y otras diosas del nacimiento. Aunque en tiempos posteriores, el perro de Hécate llegó a considerarse como una manifestación de las almas inquietas o demonios que la acompañaban, su dócil apariencia y su acompañamiento de Hécate, que parece totalmente amistoso en muchas obras de arte antiguo, sugieren que su significado original era positivo y probablemente surgió más por la conexión del perro con el parto que la asociación del perro con el inframundo". La asociación con perros, particularmente perras, puede explicarse por un mito de metamorfosis. La amistosa perra que acompaña a Hécate era originalmente la reina troyana Hécuba, que saltó al mar tras la caída de Troya y fue transformada por Hécate en su familiar.
Otra mito de metamorfosis explica por qué el turón también está asociado con Hécate. De Antonino Liberal: "En Tebas, Proito tenía una hija Galantis. Esta dama era compañera de juegos de Alcmena, hija de Electrión. Como la angustia del nacimiento de Heracles enervaba a Alcmena, las Moiras y Ilítia, como un favor a Hera, mantuvieron a Alcmena en un continuo dolor de parto. Permanecieron sentadas, cada una manteniendo los brazos cruzados. Galantis, temiendo que los dolores del parto enloquecieran a Alcmena, corrió a las Moiras e Ilítia y anunciaron que por deseo de Zeus, un chico había nacido de Alcmena y que sus prerrogativas habían sido abolidas.
A todo esto, por supuesto la consternación superó a las moiras y separaron sus brazos. Los dolores de Alcmena cesaron inmediatamente y nació Heracles. Las moiras se ofendieron por esto y desde entonces le quitaron las partes femeninas a Galantis dado que, siendo un mortal, había engañado a los dioses. La convirtieron en una engañosa comadreja (o turón), haciéndola vivir en grietas y dándole una forma de apareamiento grotesca. Ella se monta a través de las orejas y da a luz a través de su garganta. Hécate sintió pena por esta transformación de su apariencia y la señaló como una sirviente sagrada propia".
Eliano contó una historia diferente de una mujer transformada en turón: "He oído decir que la comadreja fue en otros tiempos mujer; que se llamaba así y era hechicera y bruja; que era muy incontinente, y que padecía un apetito sexual desbordado. También ha llegado a mis oídos lo siguiente: que la cólera de la diosa Hécate la transformó en este animal perverso. Séame propicia la diosa: dejo a otros las fábulas y cuentos."[1]
Ateneo (escribiendo en el siglo I o II a.C., y haciendo uso de la especulación etimológica de Apolodoro de Atenas) señala que el salmonete es sagrado para Hécate, "a causa de la semejanza de sus nombres; para el que la diosa es trimorphos, de una forma triple". La palabra griega para salmonete era trigle y luego trigla. Cita un fragmento de un verso: "Oh dama Hécate, Trioditis/Con tres formas y tres caras/Propiciada por salmonetes". En relación al concepto griego de profanación, Parker observa: "El pez que era más comúnmente prohibido era el salmonete (trigle), que encaja esmeradamente en el patrón. "Disfrutaba en cosas contaminadas" y "se comería un cadáver de un pez o un hombre". Del color de la sangre, era sagrado la diosa hematófaga Hécate. Parece una recapitulación simbólica de todas las características negativas de las criaturas de las profundidades. "En Atenas, se decía que se levantaba una estatua de Hécate Triglathena, a quien se le ofrecía el salmonete en sacrificio". Tras mencionar que este pez era sagrado a Hécate, Alan Davidson escribe: "Cicerón, Horacio, Juvenal, Marcial, Plinio, Séneca y Suetonio han debajo abundante e interesante testimonio a la fiebre del salmonete que comenzó a afectar a romanos acomodados durante los últimos años de la república y que realmente los dominó durante el imperio temprano. Los principales síntomas eran la preocupación con el tamaño, el consecuente aumento de las cantidades absurdas del precio de grandes especímenes, un hábito de mantener al salmonete en cautividad y el disfrute de la experiencia estética altamente especializada inducida por ver cambiar el color del pez muerto".
La rana, que también era el símbolo de una diosa egipcia de nombre similar, Heket, también se volvió sagrada para Hécate en la literatura pagana moderna, quizás debido a su habilidad de pasar entre dos elementos.
En las representaciones tricéfalas, discutidas arriba, Hécate suele tener una o más cabezas animales, incluyendo una vaca, perro, jabalí, serpiente o caballo.
Plantas[]
Hécate estaba íntimamente asociada con la tradición de las plantas y la mezcla de mediciones y venenos. En particular, se creía que daba instrucciones en estas artes íntimamente relacionadas. Apolonio de Rodas, en Argonauticas, menciona que Medea fue enseñada por Hécate: "Antes tú mismo oíste de mí que una cierta joven sabe de pócimas por los consejos de Hécate Perseide".
La diosa es descrita vistiendo una túnica en fragmentos de la obra perdida de Sófocles, Los buscadores de raíces, y un antiguo comentario en Argonauticas (3.1214) de Apolonio de Rodas la describe teniendo la cabeza rodeada de serpientes, enroscándose a través de las ramas de roble. El tejo en particular era sagrado para Hécate.
Los griegos consideraban el tejo sagrado a Hécate...Sus asistentes colobaban guirnaldas de tejo alrededor de los cuellos de toros negros que mataban en su honor y se quemaban ramas de tejo en piras funerarias. El tejo se asociaba con el alfabeto y el nombre científico actual del tejo, taxus, probablemente derivaba de la palabra griega para tejo, toxos, que es inquietantemente similar a toxon, su palabra para arco y toxicon, su palabra para veneno. Se presume que las últimas fueron llamados por el árbol por su superioridad tanto para arcos como venenos.
- ~ '
Se decía que Hécate favorecía las ofrendas de ajo, que estaban asociados con su culto. También es asociada en ocasiones con el ciprés, un árbol simbólico de la muerte y el inframundo, por lo que es sagrado para varias deidades ctónicas.
Otras plantas (a veces venenosas, medicionales y/o psicoactivas) se asociaban con Hécate. Estas incluían el acónito, la belladona, el orégano de Creta (Origanum dictamnus) y la mandrágora. Se ha sugerido que el uso de perros para excavar la mandrágora es una corroboración adicional de la asociación de esta planta con Hécate; de hecho, desde al menos el comienzo del siglo I d.C., hay varios testimonios a la práctica aparentemente extendida de usar perros para excavar plantas asociadas con la magia.
Referencias[]
- ↑ Eliano, Claudio. «Libro XV. Cap. XI», Historia de los animales IX-XVII, pp. 228 (113). Consultado el 29 de octubre de 2017.
- Hécate. Mitología y dioses griegos. Consultado el 2 de julio de 2021.