En la mitología griega, las Horas (Griego: Ὧραι, Hōrai, "Estaciones") eran las diosas de las estaciones y de las porciones naturales del tiempo.
Etimología[]
La palabra "Horas" viene de la raíz protoindoeuropea *Hioh1-r- "año".
Función[]
Originalmente eran personificaciones de la naturaleza en sus distintos aspectos estacionales, pero en tiempos posteriores fueron consideradas como diosas del orden en general y la justicia natural. Karl Kerenyi observó: "Traen y otorgan madurez, vienen y van según la firma ley de las periodicidades de la naturaleza y la vida, Hora significa 'el momento correcto'". Tradicionalmente, protegían las puertas del Olimpo, promovían la fertilidad de la tierra y reunían las estrellas y constelaciones. El curso de las estaciones también se describía simbólicamente como la danza de las Horas, siéndoles otorgadas de acuerdo a esto los atributos de las flores primaverales, la fragancia y el frescor grácil. Por ejemplo, en la obra de Hesiodo Obras y días, las rubias Horas, junto con las Cárites y Peito coronan a Pandora, la dadora de "todos los dones", con guirnaldas de flores. De forma similar, Afrodita, emergiendo del mar y saliendo en la costa de Chipre es vestida y adornada por las Horas y, según un fragmento conservado de la epopeya Cipria, viste ropas fabricadas por las Cárites y las Horas, teñidas con flores primaverales, como las que llevan las propias horas.
Nombres y números[]
El número de Horas variaban según las fuentes, pero normalmente eran tres: a sea el trío de Talo (Θαλλώ), Auxo (Αυξω), Carpo (Καρπω, diosa del orden de la naturaleza) o de Eunomia (Εὐνομία, diosa del buen orden y la conducta legal), Dice (Δίκη Díkê, diosa de la justicia) e Irene (Ἐιρήνη, diosa de la paz).
Las antiguas Horas argivas[]
En Argos se reconocían dos horas, en vez de tres, posiblemente para el invierno y el verano: Auxesia (posiblemente otro nombre para Auxo) y Damia (posiblemente otro nombre para Carpo).
En relatos evemerizados posteriores, eran vistas como damas cretenses veneradas como diosas después de ser erróneamente lapidadas mortalmente.