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Houyi dispara sol

Houyi disparando a los soles.

Houyi (后羿), romanizado anteriormente como Hou-i, era un arquero mitológico chino. También era conocido como Shenyi o simplemente Yi (羿). A veces se le representa como un dios de la arquería descendido del cielo para ayudar a la humanidad. Su esposa, Chang'e, es una deidad lunar.

La época de los diez soles

Wu liang shrine relief depicting xihe, yi, and fusang tree

Houyi (esquina superior derecha) apunta a los soles. Calco de los relieves de los santuarios de Wu Liang.

En la mitología china, el Sol es simbolizado a veces como un cuervo de tres patas llamado ave solar. A veces hay diez de ellos, siendo la descendencia de Di Jun, Dios del Cielo Oriental. Las diez aves solares residen en una morera en el Mar Oriental; cada día uno viajaría alrededor del mundo en un carruaje conducido por Xihe, Madre de los Soles. Finalmente, las aves se cansaron de la rutina y decidieron que todas debían ascender a la vez. El calor de la tierra fue intenso. Como resultado, los cultivos se marchitaron. Los lagos y estanques se secaron. Los humanos y animales en refugios se refugiaron o murieron de agotamiento. Pasó el tiempo y continuó el sufrimiento. El emperador Yao decidió pedir la intervención divina y suplicar ayuda a Di Jun.

Di Jun estaba al tanto de fechorías y envió a Houyi, el dios de la arquería, a enseñar una lección a sus hijos. Di Jun solo quería que Houyi los asustara para que no actuaran mal de nuevo. Houyi también quería terminar pacíficamente con la crisis, pero un solo vistazo de la tierra quemada fue suficiente para convencerle de que eran necesarias medidas drásticas. Enfurecido por el sufrimiento de la gente causado por la mala conducta de las aves solarse, Houyi levantó su arco y les disparó uno a uno. Al matar al noveno, el emperador Yao se apresuró en detenerlo, ya que matar al último dejaría al mundo en total oscuridad. Houyi aceptó y fue aclamado como el héroe de la humanidad, pero sus acciones le crearon enemigos en el Cielo y como resultado fue castigado con la ira divina.

En una versión alternativa, Houyi intentó solucionar el problema pacíficamente simplemente asustando a las aves solares, pero al acercarse a ellos y amenazarle con flechas, pero se rieron de él y dijeron que no se atrevería a dispararle, sabiendo que su padre no le dejaría. Enfurecido por esto, Houyi apuntó y disparó a uno de los soles del cielo. Houyi se dio cuenta que había actuado movido por la ira y sabía que tendría problemas con Di Jun, pero razonó que ya que había empezado, debía terminar la tarea y disparar a los soles que quedaban. Pero antes de que pudiera disparar al último, vino el emperador para detenerlo y recordarle que el mundo necesitaba al Sol. Desde entonces, el ave solar superviviente es asustado por Houyi, siempre cumpliendo su deber y comportándose bien, siempre ascendiendo y poniéndose a tiempo.

Expulsión de los cielos

Aunque Yao estaba agradecido con Houyi, Di Jun no estaba feliz. Yi había matado a nueve de las aves solares, nueve de sus hijos descarriados, en vez de traerlos a arrodillarse ante él como deseaba. Como padre, Di Jun no podía perdonar a Yi, por lo que decidió castigarlo expulsando al héroe de los cielos y despojándolo de su inmortalidad. Pensó que si Houyi se preocupaba tanto por los mortales, podría vivir como uno.

Misiones heroicas

Mawangdui silk banner from tomb no1

Bordado de seda con nueve soles (esquina superior derecha) de una tumba Han occidental en Mawangdui. Sarah Allan sugiere que el décimo sol está ausente porque en ese momento está viajando por el cielo, mientras el resto descansa en el árbol Fusang.[1]

Entonces Houyi emprendió una serie de épicas aventuras para salvar China. Primero tenía que tratar con Fei Lian, conde de los vientos, quien creó tormentas que se extendían por el Reino Medio, arrancando cosechas y derrumbando casas. Fei Lian es un terrible espíritu que generalmente tomaba la forma de un toro con un ojo con la cola de serpiente; residía en el monte Tai. Usando su poder para viajar en el viento, siguió los vendavales hasta su hogar. Advirtiendo que el arquero divino estaba en su camino, Fei Lian se escondió en un saco. Cuando Houyi entró en su cueva, percibió el engaño y le disparó una flecha que reventó el saco. Fei Lian intentó huir pero Houyi le dio un rodillazo. Herido, Fei Lian se rindió y prometió no volver a crear problemas.

Durante su cruzada, Houyi se encontró con un río desbordado. Houyi sabía que debía ser causa de un turbulento dios acuático, por lo que lanzó una flecha aleatoria al agua. Pronto la inundación cedió y surgió del agua una figura vestida de blanco en un caballo blanco con varios sirvientes detrás suyo. Instantemente, Houyi le atacó, hiriéndole en el ojo. Entonces el dios huyó dejando atrás a sus compañeros. Después, apuntó a la figura más cercana, pero cuando estaba a punto de disparar se dio cuenta que era una chica indefensa. Giró su arco para que la flecha le pasara por el pelo. La chica era Chang'e, la hija del dios acuático que había huido. Houyi, sorprendido su belleza sobrenatural, le pidió que fuera su esposa. Chang'e, con gran respeto por el héroe, aceptó su propuesta.

La siguiente amenaza que Houyi tuvo que enfrentar fue la plaga de monstruos que merodeaban el mundo. Entre ellos estaba Tso Ch'ih ("Diente cincel"), un terrible gigante con un único incisivo enorme que sobresalía de lo alto de su boca que usaba para desgarrar la piel de sus víctimas. Además, una monstruosa serpiente marina estaba alterando la calma del lago Dongting, y el ave Peng gigante causaba tormenta simplemente agitando sus alas. Houyi consiguió defenderse de estas amenazas una tras otras. Por sus servicios en el reino humano, el Emperador Yao le otorgó el título de Marqués Pacificador del País.

La búsqueda de la inmortalidad

Aunque a Houyi le importaba poco ser expulsado del Cielo, no podía soportar el hecho de que un día moriría y dejaría de existir. Buscando una manera de recuperar su inmortalidad, viajó al palacio de Xi Wang Mu, la Reina Madre del Oeste, en la montaña Kunlun, buscando un elixir de la inmortalidad. La diosa conocía sus hazañas y se apiadó de él, dándole el elixir, pero con una condición: sabiendo que Houyi era un habilidoso arquitecto, le pidió que le construyera un palacio de verano a cambio de la inmortalidad. Aceptó y trabajó durante muchos meses, ganándoselo. Antes de partir, Xi Wang Mu avisó a Houyi que los dos elixires que le habían dado eran los últimos de ese tipo. Houyi planeó usarlo en él y su esposa.

El ascenso de Chang'e a la Luna

Chang'e flies to the moon - Project Gutenberg eText 15250

Houyi ve impotente como su esposa vuela a la Luna.

Cuando Houyi volvió a su hogar, encontró que el Emperador Yao tenía una petición urgente para él que se apresuró en responder. Houyi cometió un error fatal al no tomar el elixir inmediatamente y dejándolo sin vigilancia. Mientras él estaba luchando contra los enemigos de la humanidad, incluidos jabalís gigantes, dragones, y otros monstruos, su esposa se quedó en casa y, durante meses, no tuvo noticias de ella.

Aburrida, Chang'e encontró los elixires que había dejado su marido; por curiosidad, se los bebió. En ese momento Houyi volvió y para su sorpresa, su esposa estaba ascendiendo a la Luna. Houyi oyó el grito de ayuda de su esposa e intentó agarrarla, pero ya estaba fuera de su alcance. Chang'e ganaría la inmortalidad, viviendo para siempre sola en la Luna acompañada solo de liebres blancas. Según unas historias populares, estas vierten el elixir de la vida por ella; en otras, particularmente en los relatos japoneses y coreanos, no hacen más que tartas de arroz.

La muerte de Houyi

El dolor de la pérdida de su esposa cambió completamente a Houyi. Se volvió violento y pasó de ser un héroe bienvenido por los mortales a ser odiado como un tirano.

Houyi había enseñado a los mortales las formas de usar un arco y tenía un estudiante apreciado llamado Feng Meng. Las habilidades en la arquería de Feng Meng florecieron bajo la tutoría de Houyi y pronto se consideró comparable a él. Un día, Feng Meng le desafió a un concurso de disparo. Houyi le derrotó fácilmente, lo que le convenció que, a pesar de su sorprendente puntería, no había manera de alcanzar a su maestro. Cegado por la envidia, Feng Meng decidió asesinar a su maestro. Para él, estaba completamente justificado ya que Houyi no era ya un héroe honorable sino un tirano. Un día, durante una caza, le atacó, golpeándole en la espalda con un garrote hecho de madera de un meloconero. Junto con otros que odiaban a Houyi, Feng Meng lo golpeó hasta matarlo. Aunque esos hombres fueron llevados ante la justicia, la historia de Houyi tuvo un amargo final. Luego, el espíritu de Houyi ascendió al sol y construyó un palacio. Por lo que Chang'e y Houyi terminaron representando el yin y yang, la Luna y el Sol.

Notas

  1. Sarah Allan (1991). The shape of the turtle: myth, art, and cosmos in early China, SUNY Press, pp. 30–31.

Referencias

  • Goddesses Heroes and Shamans by Scholastic inc., 1994.
  • Littleton, C. Scott. Mythology: The Illustrated Anthology of World Myth and Storytelling. Duncan Baird Publishers, London, 2002.
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