El Infierno, en muchas tradiciones mitológicas, folclóricas y religiosas, es un lugar de tormento y castigo en la otra vida. En la mayoría de tradiciones abrahámicas se ve como un castigo. Las religiones con una historia divina linear suelen mostrar los infiernos como destinos eternos. Las religiones con una historia cíclica mostrar el infierno como un periodo intermediario entre las encarnaciones. Típicamente, estas encarnaciones sitúan el infierno en otra dimensión o bajo la superficie de la Tierra, situando comúnmente entradas al infierno desde la tierra de los vivos. Otros destinos de la otra vida incluyen el Cielo, Purgatorio y Limbo.
Otras tradiciones, que no conciben la otra vida como un lugar de castigo o recompensa, simplemente describen el infierno como una morada de los muertos, la tumba, un lugar neutral situado bajo la superficie de la Tierra, como el Sheol o Hades. El infierno suele mostrarse poblado con Demonios que atormentan a los que lo habitan. Muchos están gobernados por un Ser Supremo de la Muerte como Nergal, Hela, Enma o el Diablo.
Descripción Común[]
Algunas teologías del infierno ofrecen detalles gráficos y siniestros (por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los seis reinos del samsara). Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el infierno como un período intermediario entre la reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el infierno habitualmente corresponde a los pecados cometidos en vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como ejemplo el Mito de Er de Platón o el poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri), mientras que otras veces el castigo es general, con pecadores siendo relegados a una o más cámaras del infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque privados del Cielo, sufrían menos en el infierno que los adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.
El infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados. Muchos son gobernados por un rey de la muerte:
- Nergal (dios sumerio-babilonio, señor de los muertos)
- Iama (dios benigno en el hinduismo)
- Satanás (ángel caído que representa la encarnación suprema del Mal).
Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una tortura en un lago de fuego literalmente bajo la tierra. También hay quien entiende que los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte.
Religión, mitología y folclore[]
El infierno aparece en varias mitologías y religiones. Normalmente está habitado por demonios y las almas de los muertos. Una fábula recurrente en el folclore de varias culturas es la alegoría de las largas cucharas. EL infierno suele describirse en el arte y la literatura, quizás siendo el ejemplo más famoso la Divina comedia de Dante.
Castigo[]
El castigo en el infierno suele corresponderse con los pecados cometidos durante la vida. A veces estas distinciones son específicas con almas de condenados sufriendo por cada pecado cometido, pero a veces son generales, con pecadores condenados a una o más cámaras del infierno o niveles de sufrimiento.
En muchas culturas religiosas, incluyendo el cristianismo y el islam, el infierno se suele mostrar feroz y doloroso, infligiendo sufrimiento al culpable. A pesar de la representación común del infierno como un lugar de llamas, otras tradiciones presentan al infierno como frío. Las descripciones budistas, especialmente la rama tibetana, muestra al infierno como un lago congelado de sangre y culpa. Pero el frío también participaba en las representaciones cristianas antiguas del infierno, comenzando con el Apocalipsis de Pablo, originalmente de comienzos del siglo III; la "visión de Dryhthelm" de Beda el venerable del siglo VII; el "Purgatorio de San Patricio", "la visión de Tundal" o "Visio Thungdali" y la "visión del monje de Enysham", todas del siglo XII; y la "visión de Thurkill" del siglo XIII.
Monoteísmo[]
Judaísmo Cristianismo e Islam[]
el infierno se suele mostrar feroz y doloroso, infligiendo sufrimiento al culpable. A pesar de la representación común del infierno como un lugar de llamas un lugar donde van los pecadores y las personas que no siguen a Dios ese mundo es Gobernado por Satanás
Politeísmo[]
Antiguo Egipto[]
Con la popularización del culto a Osiris durante el Reino Medio, la "democratización de la religión" ofreció hasta a los seguidores más humildes la esperanza de la vida eterna, con la aptitud moral como factor dominante para determinar la idoneidad de la persona. Al morir, la persona se enfrentaba a un juicio ante un tribunal de 42 jueces. Si llevaba una vida conforme a los preceptos de la diosa Maat, que representaba la verdad y la vida correcta, la persona sería bienvenida a los Dos Campos. Si era culpable, era lanzado al devorador y sería condenado al lago de fuego. La persona tomada por el devorador primero recibiría el terrible castigo y luego aniquilada. Estas imágenes de castigo pudieron haber influenciado las percepciones medievales del infierno a través de los primeros textos cristianos y coptos. La purificación para aquellos considerados justificados aparece en la descripción de la "isla Llama", donde los humanos experimentan el triunfo sobre el mal y el renacimiento. Los condenados les espera la destrucción completa, pero no se sugiere ninguna tortura; el pesado del corazón en la mitología egipcia puede llevar a la aniquilación. La leyenda de Khaemwese describe el tormento de un hombre rico, que carecía de caridad, cuando muere y se compara al estado bendecido de un pobre que también había muerto. El perdón divino en el juicio siempre fue una preocupación central para los antiguos egipcios.
Antiguo oriente medio[]
Las culturas de Mesopotamia (incluyendo Sumeria, el imperio acadio, Babilonia y Asiria), los hititas y los cananitas/ugaritas revelan unas de las primeras pruebas de la existencia de la idea del inframundo. De los pocos textos que sobreviven de esas civilizaciones, esta prueba aparece en le Epopeya de Gilgamesh, el "Descenso de Inanna al inframundo", "Baal y el inframundo", "el Descenso de Ishtar" y la "Visión de Kummá".
Infierno Griego[]
Averno o el inframundo era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos como romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania. Se creía que era la entrada al inframundo, a los infiernos. Según el escritor griego Diodoro de Sicilia, el Averno sería un lago oscuro e inmenso. Los griegos creyeron que las almas de los muertos permanecían en el Hades, al que se llegaba después de atravesar la laguna Estigia, después de ser juzgados seles podían enviar:
- Campos de asfodelos: allí iban a parar las almas que obraron tanto para bien como para mal.
- campos Elíseos: lugar de reposo final para las almas de los heroicos y virtuosos del inframundo.
- Campos de Castigo: sección del inframundo en las que las almas malas reciben castigo eterno,
El Hades de los griegos está regido por el dios del mismo nombre, hijo del titán Cronos y la titanide Rea. Aunque puede ser cruel, Hades no es maligno. Los romanos le adoptaron como Plutón, y además de otorgarle el reino de los muertos, le dieron la custodia de los metales preciosos bajo la tierra. Los griegos poblaron el Hades de otros seres mitológicos, como las Furias y las Moiras. Las primeras habitaban bajo la tierra pero solían atormentar a los malos en vida. Eran mujeres con cabellera de serpientes, llamadas también Erinias. En cuanto a las Moiras (llamadas en Roma Parcas), su tarea era hilar el hilo de la vida de cada mortal y cortarlo en el momento justo. Hades estaba acompañado también por Cerbero, perro de tres cabezas, y por Caronte, el barquero que conducía las almas hacia el mundo subterráneo,
Infierno Nórdico[]
Helheim o Hela, era el infierno en la mitología nórdica, es el reino de la muerte y se encuentra en la parte más profunda, oscura y lúgubre de Niflheim, uno de los nueve mundos del Yggdrasil, estaba gobernado por Hela, la monstruosa hija de Loki, la entrada era custodiada por un perro llamado Garm. Helheim y Niflheim suelen relacionarse como el mismo mundo, pero esto no es así: Niflheim es el reino del frío, el hielo y la oscuridad, principalmente, aunque también son propias en él la muerte y la perdición,donde se dan estas dos últimas específicamente es en Helheim, la capital de la muerte.
A este mundo iban los que habían muerto por vejez o enfermedad y una vez que entrabas en él ni los dioses podían salir debido al interminable, inagotable e intransitable río Gjöll, que lo rodeaba. También los criminales van al Helhiem pero para estos hay una áreas especificas dentro de Helhiem.
Infierno Sudamericano[]
En la mitología maya Xibalbá o Xib'alb'a (en quiché: Xibalbá, ‘Lugar oculto’‘xibil, ocultar’), nombre del inframundo. Es el mundo subterráneo regido por las divinidades de la enfermedad y la muerte: Hun-Camé y Vucub-Camé. Forma parte importante dentro del ciclo mítico de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué narrado en Popol Vuh de los mayas quichés. En el siglo XVI, tradicionalmente se le ubicaba a la entrada de una caverna cercana a la localidad de Alta Verapaz, en las cercanías de Cobán, Guatemala
Mitología[]
El Xibalbá es conocido principalmente por la descripción que de él hace el Popol Vuh (Pop wuj, en quiché) cuya traducción sería "Libro del Consejo" o "Libro de la Comunidad", descubierto en época posterior a la conquista española en el siglo XVIII, traducido al latín por Fray Francisco Ximénez desde una perspectiva católica. De ahí que se refiera al Xibalbá con mucha semejanza al infierno cristiano, consistente en un mundo telúrico gobernado por los Ajawab del Xibalbá o los "señores del inframundo".
Sin embargo el concepto de "mal" está explícitamente representado en las características de otros seres de la mitología maya, como Wuqub Qak'ix y su familia, o mediante defectos en las personalidades de los primeros seres humanos creados. Xibalbá no es entonces el infierno, ya que representa a la muerte y la enfermedad, vistas como parte de la existencia y no como castigo. Es más preciso referirse a Xibalbá como el inframundo.
Una de las partes del Popol Vuh narra el enfrentamiento entre los Señores de Xibalbá y dos pares de gemelos divinos: en primer lugar Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, y tras ser derrotados, los hijos del primero de ellos: Hunahpú e Ixbalanqué, que saldrán victoriosos gracias a su ingenio y conocimiento de la magia.
En ambos casos, los gemelos son llamados por los señores principales del Xibalbá Hun Camé (Uno Muerte) y Vucub Camé(Siete Muerte), debido al escándalo que provocaban al realizar el juego de pelota, por lo que les retan a jugar en sus dominios.
La derrota de Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú les trae como consecuencia la muerte y el posterior descuartizamiento, siendo colocadas sus cabezas en las ramas de un árbol del mundo inferior que tras esto floreció y dio frutos. De uno de esos frutos saldría la savia que tocaría Ixquic, señora también del Xibalbá, con lo cual quedáría encinta de Hunahpú e Ixbalanqué.
Descripción[]
Murciélago del inframundo maya. Representado en un plato de cerámicapolicromado del período clásico. Balamkú, Campeche.
Es durante el relato de las andanzas de los héroes del Popol Vuh que se hace una descripción de Xibalbá y del camino que hay que recorrer antes de llegar a él:
De esta manera, el camino hacia Xibalbá se describe como un descenso por unas escaleras muy inclinadas que desembocan en la orilla de un río, el cual recorre barrancos y jícaros espinosos. A continuación hay otros ríos e incluso uno de sangre, para después abrirse un cruce de cuatro caminos: uno rojo, otro blanco, otro amarillo y otro negro. Este último es el que se dirige a Xibalbá, exactamente a la sala del consejo de los Señores de Xibalbá.
En cuanto a las pruebas que los Señores de Xibalbá hacían pasar, el Popol Vuh cuenta que eran muchos los lugares de tormento y los castigos de Xibalbá:
- El primero era la Casa oscura, en cuyo interior sólo había tinieblas;
- El segundo era la Casa del frío, donde un viento frío e insoportable soplaba en su interior;
- El tercero era la Casa de los jaguares, donde los jaguares se revolvían, se amontonaban, gruñían y se mofaban;
- El cuarto era la Casa de los murciélagos, donde no había más que murciélagos que chillaban, gritaban y revoloteaban en la casa;
- El quinto se llamaba la Casa de los cuchillos, dentro de la cual sólo había navajas cortantes y afiladas
En otra parte del Popol Vuh dice que hay una sexta casa llamada la Casa del calor, donde sólo había brasas y llamas.
Infierno Asiático[]
Yomi (黄泉?), la palabra japonesa para el inframundo en los que criaturas horribles protegen las salidas.[cita requerida]
Mitología[]
Según la mitología del sintoísmo relatada en el Kojiki, este es el lugar donde los muertos van a morar después de que fallecen. Una vez que uno ha comido en el hogar de Yomi es imposible volver a la tierra de los vivos. Ahí es donde algunos de los legendarios asesinos semidioses fueron atrapados. Yomi es comparable al Hades o al Sheol y es más comúnmente conocido por la retirada de Izanami a ese lugar después de su muerte. Izanagi la siguió hasta allá y a su regreso se lavó el cuerpo, creando en el proceso a Amaterasu, Susanoo, y Tsukuyomi (ver mitología japonesa).
Este reino de muerte parece tener continuidad geográfica con este mundo y ciertamente no puede ser concebido como un paraíso al que se aspiraría, ni puede ser descrito apropiadamente como un infierno en el que uno sufre las penas merecidas por los actos pasados; todo difunto continúa una existencia gris y oscura en la perpetuidad a pesar de su conducta en la vida. Muchos eruditos creen que la imagen de Yomi se derivó de las tumbas japonesas antiguas en las que los cadáveres eran dejados para descomponerse durante algún tiempo. Después de la llegada del budismo, Yomi se convirtió también en uno de los infiernos budistas en Japón, y al igual que el Kakuri es gobernado por Enma.
Los caracteres japoneses (kanji) para Yomi significan literalmente "manantial amarillo" o "manantial sulfuroso". Este término se deriva del reino de la muerte de la mitología china llamado Huáng quán (黄泉 o "manantial amarillo/sulfuroso"), el cual aparece en textos chinos tan temprano como el siglo VIII a.C. Este oscuro y vagamente definido reino se creía que estaba localizado bajo la tierra, pero no fue sino hasta la Dinastía Han cuando se tuvo una concepción china claramente articulada de un inframundo "abajo" para contrastar con un reino celestial "arriba". Con respecto a la mitología japonesa, Yomi es generalmente ubicado por comentaristas bajo la tierra y forma parte de una tríada de ubicaciones discutidas en el Kojiki:
- “Takamanohara” 高天原 o alternativamente transliterado "Takamagahara"; literalmente, "la alta llanura celestial", que se localiza en el cielo.
- “Ashihara no Nakatsukuni” 葦原の中つ国, literalmente, "la tierra central de las llanuras de caña", que se localiza en la tierra.
- “Yomi no kuni” 黄泉の国, literalmente, "la Tierra de Yomi", que se localiza bajo tierra.
Yomi también a menudo se ha asociado con el reino mitológico de Ne no Kuni 根の国 (alternativamente, Ne no Katasukuni 根の堅洲国). Yomi es regido por Izanami no Mikoto, la gran deidad de Yomi (Yomotsu Ōkami 黄泉大神). Según Kojiki, la entrada a la ubicación del Yomi está en la Prefectura de Shimane y fue cerrada por Izanagi no Mikoto durante su vuelo desde el Yomi, durante el cual él bloqueó permanentemente la entrada colocando un enorme bloque(Chibiki no Iwa 千引の岩) en la base de la cuesta que lleva a Yomi (Yomotsu Hirasaka 黄泉平坂). A su regreso a Ashihara no Nakatsukuni, Izanagi notó que Yomi es una "tierra contaminada" (kegareki kuni). Esta opinión refleja la tradicional asociación sintoista entre la muerte y la contaminación.
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