- Quizás te refieras a Mangala, la personificación hindú de Marte.
En la mitología Mandinga, Mangala era el dios supremo.
Mito de creación[]
Según el mito mandinga, dios supremo Mangala[1] creó dos variedades de semillas Eleusine, conocidas como el huevo del mundo. Luego creó seis más semillas y combinó este grupo de ocho semillas en los cuatro elementos y puntos cardinales para marcar la organización del mundo y su expansión. Según con esta narración, cada huevo tenía un macho y una hembra. Estos eran los prototipos del futuro humano. Uno de los machos, Pemba, buscando dominar la creación, emergió prematuramente antes de que se completara su desarrollo, arrancando una pieza de su placenta en el proceso. Descendió a través de un espacio vacío y su pieza de placenta se convirtió en la Tierra. Sin embargo, estaba seca, yerma e infértil. Tras percatarse, Pemba volvió a los cielos e intentó volver a su lugar en la placenta. Sin embargo, dios había reestructurado la parte faltante de su placenta en el Sol. Pemba robó ocho semillas masculinas de la clavícula de dios y volvió a la Tierra, plantándolas en el trozo de placenta que se había vuelto la Tierra. En el campo, solo creció una de las semillas Eleusine, mientras que las demás murieron por falta de agua. Debido al robo de Pemba y sus actos incestuosos, la Tierra se volvió impura y la semilla se volvió roja, color que mantiene hoy.[2]
Para restaurar la armonía en el universo y purificar la Tierra, Faro (masculino en esta versión[1]) fue sacrificada en el cielo; su cuerpo se cortó en 60 piezas que se esparcieron por el espacio. Los fragmentos descendieron a la Tierra, produciendo árboles, una representación simbólica de la restauración vegetal. El todopoderoso dios devolvió la vida a Faro en el cielo y le dio forma humana, mandándola a la Tierra en un arca hecha de su placenta celestial. El arca de Faro descansó en la montaña llamada Kouroula, que yace entre Kri y Kri Koro. Esta zona recibió el nombre de Mandé, que los habitantes traducen como "hijo de la persona" (ma) o, más explícitamente, "hijo del mannogo", la persona que era Faro cuya primera forma corpórea era un siluro. El pueblo mandinga suele creer que Faro sirve como redentor y organizador del universo que está entronizado en el séptimo cielo y manda lluvia que trae fertilidad. Además simboliza la revitalización y reposición del universo. Consistente con la tradición oral, Faro otorgó a los humanos su consciencia, orden, pureza y sentido de la responsabilidad.[2]
Referencias[]
- ↑ 1,0 1,1 Lynch, Patricia Ann (2004). Facts On File (ed.). African Mythology A to Z, pp. 39. ISBN 0-8160-4892-4.
- ↑ 2,0 2,1 Asante, Molefi Kete; Mazama, Ama (2009). SAGE Publications (ed.). Encyclopedia of African Religion, pp. 261-262. ISBN 978-1-4129-3636-1.