Mot es el antiguo dios de la muerte de oriente próximo.
Formas del nombre[]
En el mito ugarítico, Mot (escrito mt) es la personificación de la muerte. La palabra es un cognado que con formas que significan "muerte" en otros idiomas semíticos y afroasiáticos: árabe موت mawt; hebreo מות (mot o mavet; antiguo hebreo moth o maweth); maltés mewt; sirio mautā, ge'ez mot; cananita, egipcio, bereber, arameo, nabateo, y palmireno מות (mwt); con arameo judío, arameo cristiano palestino y samaritano מותא (mwt’); mandeísta muta; acadio mūtu; hausa mutuwa; y en angas mut.
Visión general del mito[]
La principal fuente de la historia de Mot "Muerte" es ugarítica. Es el hijo de El, y según las órdenes del dios Hadad (Baal) a sus mensajeros, vive en una ciudad llamada hmry ("Mirey"), su trono es un foso y la luz del Sol está ligado a su poder, siendo responsable de sequías y olas de calor. Sin embargo, Baal les advierte:
Pero tened cuidado, divinos sirvientes:
No os acerquéis demasiado al Divino Mot,
No le dejéis cogeros como un cordero en su boca,
Como un cabritillo aplastado en el abismo de su garganta
- ~ El ciclo de Baal[1]
Hadad quiere invitar a Mot a su banquete para celebrar su victoria, ya que se ha consolidado como líder de los dioses, posición que le cedió El. Sin embargo, Mot no reconoce su soberanía y le manda un mensaje amenazante. Atemorizado, Hadad se rinde a Mot y es "devorado" descendiendo a sus moradas subterráneas. Su padre El, entra en duelo. Al ser Hadad el dios del rayo y las tormentas, durante su ausencia se produce una sequía de siete años. Su hermana, la diosa Anat, lo encuentra en el territorio de Mot, y con la ayuda del dios son Shapsh, lo cargan hasta su palacio donde le dan un entierro adecuado. Entonces El, quien sustituía a Hadar, cede su cargo provisionalmente a Aththar, uno de los hijos de Athirat, quien no dio la talla.[1]
Anat le exige a Mot que le devuelva la vida a Hadad, y al negarse, esta lo despedaza, lo quema y lo siembra como granos de trigo para que lo devoren las aves. El tiene una visión en el que Hadad vuelve a la vida, recuperando el trono con la ayuda de Shapsh de los hijos de Athirat. Con el paso de otros siete años, Mot, quien también había resucitado, le pide a Hadad que le entregue a uno de sus hermanos para saciar su hambre o devorará a la humanidad. Ambos se enfrentan sin que ninguno consiga la victoria. Entonces El, como dios supremo, favorece a Hadad y le devuelve el trono. Finalmente, Shapsh intercede con Mot, poniéndolo en su lugar, quien reconoce, asustado, la supremacía de Hadad.[1]
Fenicio[]
Sobrevive un relato fenicio del autor griego Filón de Biblos parafraseado por Eusebio, quien escribe sobre un historiador fenicio llamado Sanjuniatón. En su relato, Muerte es hijo de El y se considera como un dios, ya que según dice el texto cuando habla de El/Crono:
...y no mucho después él consagró tras su muerte a otro de sus hijos, llamado Muth, a quien tuvo con Rea; este (Muth) a quienes los fenicios estiman al igual que Tánatos y Plutón.
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Pero anteriormente, en el mito de la creación filosófica, Sanjuniatón se refirió al gran viento que se unía con sus padres, llamando a esa conexión Eros "Deseo":
De esta conexión surgió Mot, quien algunos dicen que es barro, y otros la putrefacción del compuesto acuoso; y fuera de él vienen todos los gérmenes de la creación, y la generación del universo. Por lo que hubo ciertos animales sin sensaciones, y de ellos crecieron animales inteligentes, y fueron llamados "Zophasemin", que es "observadores del cielo"; y se formaron como la forma de un huevo. También Mot estalló en luz, y Sol, y Luna, y estrellas, y las grandes constelaciones.
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El lenguaje aquí es confuso, un mal resumen y posiblemente corrompido, y la forma Mot aquí no es la misma que Muth que aparece luego. Pero puede ser que el relato completo y coherente pudiera aclarar que la fangosa y putrefacta Muerte es la fuente de la vida.
Hebreo[]
Es las escrituras hebreas, muerte, "Maweth", es a veces personificada no por un dios, sino por un demonio o ángel de la muerte (p.ej: Habacuc 2:5; Job 18:13). En el siguiente fragmento se presenta un ejemplo de donde además pudo surgir el título de "Segadora de almas".
La muerte (Maweth) se ha metido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; ha eliminado en las calles a los niños, y en las plazas a los jóvenes. Yacen tendidos los cadáveres como estiércol sobre los campos, como gavillas que caen tras el segador, sin que nadie las recoja
- ~ Jeremías 9:21-22
La historia bíblica en la que el profeta Elías se enfrenta a los profetas de Baal (1 Reyes 18) también se relaciona con la lucha entre Mot y Baal. El trasfondo de la historia implica una terrible seguía - una maldición de Mot en el mito cananita, pero producido por Yahveh, según Elías. Elías le propone a los profetas de Baal demostrar quien es el dios verdadero. Para ello, suben al monte Carmelo y ambos sacrifican a un buey, pero deberán rezar a su dios para que prenda el fuego por ellos. La gente se divide entre los que creen en el dios hebreo, el señor de la vida y la muerte, y los que creen en la religión cananita, en la que la vida y la lluvia pertenece a Baal y la sequía y la muerte pertenecen a Mot.
Para complacer a Baal, los profetas realizan un ritual de auto-mutilazión, como hicieron El y Anat mientras lamentaban la muerte de Baal antes de su resurrección. Sin embargo, solo el dios de Elías inicia el fuego, tras lo cual, prenden a los profetas de Baal y los ejecutan. Tras el sacrificio, se aproximan nubes oscuras desde el mar, desatando una fuerte lluvia. En el contexto monoteísta israelí, tanto la sequía como la lluvia provienen del mismo dios supremo, siendo la victoria de Elías una manera de demostrarlo.
Referencias[]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 Raquel Martín-Hernández. Conversaciones con la Muerte. Diálogos del hombre con el Más Allá desde la Antigüedad hasta la Edad Media. (español). Consultado el día 21-06-2015.