En la mitología mesopotámica, Mummu es un dios primordial y visir de Apsú.[1] Aconsejó a Apsú matar a sus descendientes para evitar que le molestaran. Tras la muerte de este, es hecho prisionero.[2] El significado exacto de su nombre se desconoce, siendo interpretado como "niebla" o "nube".[3]
Mitología[]
Enuma Elish[]
Aparece brevemente en el comienzo del poema Enuma Elish. Convivía con Apsú y Tiamat, que engendraron a Anshar, este a Anu, quien a su vez engendró a Ea. El ruido que producían molestaba a Apsú, impidiéndole dormir por la noche y trabajar por el día. Así que, siguiendo el consejo de su visir Mummu, decidió destruirlos. Tiamat, angustiada, avisa a Ea para que duerma a Apsú y lo mate. De sus restos, Ea crea su casa y toma su corona. Ea entonces engendra a Marduk.[1]
Ahora furiosa ante los dioses jóvenes, Tiamat pide consejo a Kingu, quien le dice que debe iniciar una guerra contra ellos. A Kingu le regala la tablillas de los destinos[2] y crea una serie de monstruos.[1]
Al descubrir el plan de Tiamat, Ea informa a su abuelo Anshar, quien busca un campeón para que se enfrente a Tiamat. Tanto Anu como Ea temen su poder, pero Marduk se ofrece a cambio de que los dioses le ofrezcan poder absoluto. Anshar reune a los dioses para conceder a Marduk autoridad suprema. En la ceremonia de coronación, Marduk obtiene el reinado sobre el universo. Entonces se prepara para la batalla. Precedido por vientos de tormenta, monta su carro contra Tiamat. Kingu y sus súbditos se desaniman. Tiamat, en cambio, entra en cólera. Marduk desafía a Tiamat a una batalla única. Él la ataca con sus vientos y lanzas sus flechas contra su corazón,. Luego ata a Kingu y le quita las tablillas, que coloca en su propio pecho.[1]
Finalmente, aplasta el cráneo de Tiamat con un garrote, corta sus arterias y divide su cuerpo en dos, usando la mitad superior para formar el cielo. Marduk procede a organizar el cosmos, situando las estrellas, asignando las estaciones y arreglando las fases de la Luna. Kingu es condenado por incitar una revuelta y lo ejecutan cortándole las venas. Su sangre es usada por Ea para hacer al hombre. Tras liberar misericordiosamente a los cómplices de Tiamat y Kingu, Marduk asigna a varios dioses sus reinos. Los dioses cantan alabanzas.[1]
Referencias[]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Bertman, Stephen (2005). OUP USA (ed.). Handbook to Life in Ancient Mesopotamia, pp. 158.
- ↑ 2,0 2,1 Joshua J. Mark. Enuma Elish - The Babylonian Epic of Creation. Consultado el día 25/06/2016.
- ↑ Sandars, Nancy K. (1971). Penguin Classics (ed.). Poems of Heaven and Hell from Ancient Mesopotamia.
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