
El ojo de Ra puede equipararse con el disco del sor, con las cobras enroscadas en torno a él y con las coronas blancas y rojas del Alto y Bajo Egipto.
El Ojo de Ra es un ser de la antigua mitología egipcia que funciona como equivalente femenino al dios solar Ra y una fuerza violenta para someter a sus enemigos. El ojo es una extensión del poder de Ra, equiparado con el disco del sol, pero también se comporta como una entidad independiente, que puede ser personificada por una amplia variedad de diosas egipcias, incluyendo Hathor, Sejmet, Bastet, Uadyet y Mut. La diosa ojo actúa como madre, hermana, consorte e hija del dios sol. Es su compañera en el ciclo creativo en el que engendra una forma renovada de sí mismo que nace al alba. Los aspectos violentos del ojo defienden a Ra contra los agentes del desorden que amenazan su gobierno. Este aspecto de la diosa ojo suele ser representado por una leona o por el ureus, o cobra, un símbolo de protección y autoridad real. El ojo de Ra es similar al Ojo de Horus que pertenece a un dios distinto, Horus, pero que comparte muchos conceptos iguales. Los efectos desastrosos cuando la diosa ojo pierde el control y los esfuerzos de los dioses para devolverla a su estado benigno son un motivo prominente en la mitología egipcia.
El ojo de Ra está implicado en muchas áreas de la religión egipcia, incluendo los cultos de muchas diosas que se equiparan con él. Su poder dador de vida fue celebrado en rituales de los templos y sus aspectos peligrosos se invocaban en la protección del faraón, de lugares sagrados y de personas ordinarias y sus hogares.
Funciones[]
Solar[]
Los egipcios solían referirse al sol y a la luna como los "ojos" de dioses particulares. El ojo derecho del dios Horus, por ejemplo, se equiparaba al sol, mientras el izquierdo se hacía con la luna. En ocasiones los egipcios llamaron al ojo lunar el "ojo de Horus", un concepto con su propia y compleja mitología y simbolismo, y llamaron al ojo solar el "ojo de Ra" - siendo el dios solar preeminente en la antigua religión egipcia. Sin embargo, en la creencia egipcia, muchos términos y conceptos son fluidos, por lo que el sol también podía ser llamado "ojo de Horus".[1]
El disco solar rojo o amarillo representa en el arte egipcio al ojo de Ra. Por la gran importancia del Sol en la religión egipcia, este emblema es uno de los símbolos religiosos más recurrentes en el arte egipcio.[2] Aunque los egiptólogos suelen llamar a este emblema "disco solar", su forma convexa en los relieves egipcios sugieren que los egipcios pudieron haberlo considerado una esfera.[3] El emblema suele aparecer sobre las cabezas de deidades asociadas con el sol, incluyendo el propio Ra, para indicar sus conexiones con el Sol. El disco incluso podía considerarse como la forma física de Ra.[2] En otras épocas, el dios solar, en varias formas, se mostraba dentro del disco como si estuviera encerrado en él.[4] Los egipcios solían describir los movimientos del Sol por el cielo como el movimiento de una barca llevando a Ra y su séquito de otros dioses, y el dios solar puede equipararse con esta barca solar o mostrarse con la barca en su interior.[3] El disco suele llamarse "hija" de Ra en los textos egipcios.[1]
Como el Sol, el ojo de Ra es una fuente de calor y luz, asociándose con el fuego y las llamas. También se equipara con la luz roja que aparece antes del alba y con la estrella del alba que precede y señala la llegada del Sol.[5]
Procreativa[]

Uraeus en la máscara funeraria de Amenemope
Los ojos de las deidades egipcias, aunque son aspectos del poder de los dioses que los poseen, pueden tomar ocasionalmente funciones activas en la mitología, posiblemente porque la palabra para "ojo" en egipcia, jrt, se parece a otra palabra que significa "hacer" o "actuar". La presencia del sufijo femenino -t en jrt puede explicar porque estos ojos independientes se consideraban femeninos. El ojo de Ra, en particular, está profundamente implicado con las acciones creativas del dios solar.[6]
En la mitología egipcia, la emergencia del sol del horizonte cada mañana está asociado con el nacimiento de Ra, un suceso que lo revitaliza, y el orden del cosmos. Ra emerge del cuerpo de una diosa que representa el cielo - normalmente Nut. Las representaciones del Sol naciente suelen mostrar a Ra como un niño dentro del disco solar. En este contexto, la egiptóloga Lana Troy sugiere que el disco puede representar el vientre del que nace o la placenta que emerge con él. EL ojo de Ra también puede tomar la forma de una diosa, que según Troy es tanto la madre que lleva a Ra en su vientre y una hermana que nace con él como una placenta. Se suele decir que Ra entra en el cuerpo de la diosa celeste al atardecer, impregnándola y comenzando la fase de su renacimiento al amanecer. Por lo tanto, el Ojo, como vientre y la madre de la forma infantil de Ra, también es la consorte del Ra adulto. El Ra adulto, igualmente, es el padre del Ojo que nació al amanecer. El ojo por lo tanto es el equivalente femenino del poder creativo masculino de Ra, parte de una tendencia egipcia más amplia de expresar la creación y renovación a través de la metáfora de la reproducción sexual. Ra da lugar a su hija, el Ojo, que a su vez le da lugar a él, su hijo, en un ciclo de regeneración constante.[7]
Ra no es único en esta relación con el ojo. Otros dioses solares pueden interactuar de manera similar con numerosas diosas asociadas con el ojo. Hathor, una diosa del cielo, el sol y la fertilidad, suele llamarse el ojo de Ra, y también tiene una relación con Horus, que también tiene conexiones solares, que es similar a la relación de Ra y su ojo.[8] Hathor incluso puede llamarse "el ojo de Horus" - una de las distintas maneras en las que se difuminan las distinciones entre ambos ojos.[1] El ojo también puede actuar como una extensión de y compañero de Atum, un dios creador íntimamente ligado con Ra. En ocasiones su ojo es llamado Ojo de Atum, aunque en otras ocasiones el ojo de Ra y el ojo de Atum son distintos, con el ojo de Ra siendo el sol y el de Atum la luna.[9]
Un mito sobre el ojo, conocido por las alusiones en los textos de los sarcófagos del Reino Medio (c. 2055-1650 a.C.) y un relato más completo en el papiro Bremner-Rhind del Periodo Tardío (664-332 a.C.), demuestra que la íntima conexión del Ojo con Ra y Atum y su habilidad de actuar independientemente. El mito toma lugar antes de la creación del mundo, cuando el creador solar - ya sea Ra o Atum - está solo. Shu y Tefnut, los hijos de este dios creador, se han alejado de él en las aguas de Nu, el caos que existe antes de la creación en la creencia egipcia, por lo que él envía a su ojo para encontrarlos. El ojo vuelve con Shu y Tefnut, pero está enfurecido al ver que el creador ha desarrollado otro ojo que ha tomado su lugar. El dios creador la aplaca dándole una posición exaltada en su frente en forma del uraeus, la cobra emblemática que aparece frecuentemente en el arte egipcio, particularmente en las coronas reales. La equiparación del ojo con el uraeus y la corona subraya la función del ojo como compañera de Ra y del faraón, con quien se conecta Ra. Al llegar Shu y Tefnut, se dice que el dios creador lloró, aunque no se sabe si de felicidad por el retorno de sus hijos o angustia por la ira del ojo. Sus lágrimas dieron origen a los primeros humanos. En una variante de la historia, es el ojo quien llora, por lo que esta es la progenitora de la humanidad.[10]
Las lágrimas del ojo de Ra son parte de una conexión más general entre el ojo y la humedad. Además de representar a la estrella del alba, el ojo también puede equipararse con la estrella Sotis (Sirius). Cada verano, al comienzo del año egipcio, el ascenso heliacal de Sotis, en el que la estrella ascendía sobre el horizonte antes que el propio Sol, anunciando el comienzo de la inundación del Nilo, que irrigaba y fertilizaba la tierra agrícola de Egipto. Por lo tanto, el ojo de Ra precede y representa las inundaciones que restauran la fertilidad a todo Egipto.[11]
Agresiva y protectora[]
El ojo de Ra también representa el aspecto destructor del poder de Ra: el calor del Sol, que era tan severo que en ocasiones los egipcios lo comparaban con flechas disparadas por un dios para destruir a los malhechores. El uraeus es un símbolo lógico para este peligroso poder. En el arte, la imagen del disco solar suele incorporar uno o dos uraeos enroscados en torno a él. El uraeus solar representa el ojo como una fuerza peligrosa que rodea al dios solar y lo protege de sus enemigos, escupiendo llamas como veneno.[12] En ocasiones se dice que cuatro uraeus rodean la barca de Ra. Colectivamente, son llamadas "Hathor de las Cuatro Caras", representando la vigilancia del ojo en todas las direcciones.[13]
Los enemigos de Ra son las fuerzas del caos, que amenazan el maat, el orden cósmico que él crea. Estos incluyen tanto a los humanos que traen desorden y poderes cósmicos como Apep, la personificación del caos, el cual Ra y los dioses que le acompañan combaten cada noche desde su barca.[14] La mirada malévola del propio ojo de Apep es una potente arma contra Ra, y el ojo de Ra tiene uno de los pocos poderes que puede contrarrestarlo. Algunos pasajes poco claros de los textos de los sarcófagos sugieren que se pensaba que Apep era capaz de dañar o robar el ojo de Ra de su amo durante el combate.[15] En otros textos, el feroz aliento del ojo asiste en la destrucción de Apep.[16] Esta función apotropaica del ojo de Ra es otro punto en el que se solapa con el ojo de Horus, que se creía similarmente que alejaba el mal.[1]
La agresión del ojo puede extenderse a deidades que, a diferencia de Apep, no se consideran malvadas. Las pruebas en los antiguos textos funerarios sugieren que al alba, se creía que Ra se tragaba a multitud de dioses que, en este caso se equiparaban con las estrellas, que se desvanecían al amanecer y reaparecían al anochecer. Se decía que el ojo solar asistía en este esfuerzo, masacrando a los dioses para que Ra se los comiera. La luz roja del alba significa por tanto la sangre producida por esta masacre.[17]
En el mito llamado la Destrucción de la humanidad, relatado en el Libro de la Vaca Celestial del Reino Nuevo (c. 1550-1070 a.C.), Ra usa el ojo como arma contra los humanos que se han rebelado contra su autoridad. Envía al Ojo -Hathor, en su manifestación agresiva como la diosa leona Sejmet -para masacrarlos. Ordena que la cerveza se tiña de rojo y se vierta sobre la tierra. La diosa ojo bebe la cerveza, confundiéndola con sangre, y ebria, vuelve a Ra sin percatarse de sus víctimas. A través de su ebriedad ha vuelto a su forma inofensiva.[18] Nadine Guilhou sugiere que el ojo alude al calor y a la enfermedad extendida del verano egipcio, y en particular en los días epagómenos antes del año nuevo, que se consideraban desafortunados. La cerveza roja puede referirse al limo rojo que acompañaba a la siguiente crecida del Nilo, que se creía que terminaba el periodo de desgracia.[19]
La naturaleza volátil del ojo puede dificultar su dominio a su mao. En el mito de la "Diosa distante", un motivo con distintas variantes, la diosa ojo se molesta con Ra y huye. En algunas versiones, la provocación de su ira parece ser su reemplazo por un nuevo ojo después de su búsqueda de Shu y Tefnut, pero en otras su rebelión parece tener lugar tras formarse el mundo.[20] Dimitri Meeks y Christine Favard-Meeks interpretan estos sucesos como la reacción del ojo a ser engañada por Ra tras masacrar a la humanidad[21], mientras que Carolyn Graves-Brown ve esto una elaboración tardía del mito del Libro de la Vaca Celestial.[22] Con el ojo ausente, Ra es vulnerable a sus enemigos y es privado de una gran parte de su poder. La ausencia del ojo y el estado debilitado de Ra pueden ser una mención mitológica a los eclipses solares.[23] Además, parece ser parte de un motivo mayor en el mito egipcio en el que el ojo del dios se pierde y es restaurado con la ayuda de otra deidad. Este motivo también se aplica al ojo de Horus, que en el mito de Osiris es arrancado y debe devolverse o curarse para que Horus pueda recuperar su fuerza.[24]
Mientras tanto, el ojo vaga en una tierra distante: Nubia, Libia o Punt.[25] Toma la forma de un felino salvaje, tan peligrosa e incontrolable como las fuerzas del caos que se supone que debe someter. Para restaurar el orden, uno de los dioses va a recuperarla. En una versión, conocida por alusiones dispersas, el dios guerrero Anhur busca el ojo, que toma la forma de la diosa Mehit, usando sus habilidades como cazador. En otros relatos, es Shu quien busca a Tefnut, que en este caso representa al ojo en vez de a una deidad independiente.[26] Tot, que suele servir como mensajero y conciliador en el panteón egipcio, también puede buscar a la diosa vagabunda.[27] Su función en la recuperación del ojo de Ra imita a su función en el mito de Osiris, en el que cura o devuelve el ojo perdido de Horus.[28] En un papiro del periodo tardío llamado "El mito del ojo del Sol", Tot persuade al ojo de Ra a volver a través de una combinación de lecturas, tentaciones e historias entretenidas. Sus esfuerzos no son uniformemente exitosos; en un momento, la diosa está tan enfurecida por las palabras de Tot que se transforma de un gato relativamente benigno a una leonesa con aliento de fuego, haciendo saltar a Tot.[29]
Cuando la diosa es finalmente aplacada, el dios la escolta de vuelta a Egipto. Su retorno marca el comienzo de la inundación y el nuevo año. La pacificada diosa del ojo vuelve a ser una consorte procreativa del dios solar o, en algunas versiones de la historia, para el dios que la trae de vuelta. Mehit se convierte en la consorte de Anhur, Tefnut se empareja con Shu, la espoa de Tot suele ser Nehemtawy, una diosa menor asociada con esta forma pacificada del ojo.[30] En muchos casos, la diosa ojo y su consorte producen un niño divino que se convierte en el nuevo dios solar. La transformación de la diosa de hostil a pacífica es un paso clave en la renovación del dios solar y el reinado que representa.[31]
La naturaleza dual de la diosa ojo muestra, como señala Graves-Brown, que "los egipcios vieron una naturaleza doble a lo femenino, que abarcaba tanto las pasiones extremas de la furia y el amor".[32] Esta misma visión de la feminidad también se encuentran en textos que describen a las mujeres humanas, como la Instrucción de Ankhsheshonq, que dice que la esposa de un hombre es como un gato cuando puede mantenerla feliz y como una leona cuando no.[33][34]
Manifestaciones[]

Sejmet como una mujer con la cabeza de una leona, llevando el disco solar y el uraeus.
Las características del ojo de Ra eran una parte importante de la idea egipcia de la divinidad femenina en general,[35] y el ojo se equiparaba con muchas diosas, desde deidades muy importantes como Hathor a diosas poco conocidas como Mestjet, una diosa leona que aparece en una sola inscripción conocida.[36]
Los egipcios asociaron a muchos dioses que tomaron forma felina con el Sol, y muchas deidades leonas, como Sejmet, Menhit y Tefnut, se equipararon con el ojo. Bastet se mostraba tanto como un gato doméstico como una leona, y con estas dos formas podía representar tanto las formas pacíficas como violentas del ojo.[37] Otra diosa del ojo solar era Mut, la consorte de Amun, que se asociaba con Ra. Mut fue llamado ojo de Ra por primera vez en el Reino Nuevo tardío, y los aspectos de su carácter que se relacionaron con el ojo aumentaron prominentemente con el tiempo.[38] Mut también podía aparecer en forma leonina o gatuna.[39]
Igualmente, las diosas cobra solían representar el ojo. Entre ellas Uadyet, una diosa tutelar del Bajo Egipto que estaba íntimamente asociada con las coronas reales y la protección del rey.[40] Otras diosas cobra asociadas con el ojo incluyen a la deidad de la fertilidad Renenutet, la diosa maga Urethekau y Meretseger, la protectora divina de los terrenos funerarios cerca de la ciudad de Tebas.[41]
Las deidades asociadas con el ojo no se restringían a las formas felinas y serpentinas. La forma animal típica de Hathor es la vaca, que está íntimamente ligada a la diosa ojo Mehet-Weret.[42] Nejbet, una diosa buitre, estaba íntimamente conectada con Uadyet, el ojo, y las coronas de Egipto.[43] Muchas diosas ojo aparecen principalmente en forma humana, incluyendo Neit, una deidad ocasionalmente guerrera de la que se dice que es madre del dios sol,[44] y Satet y Anuket, que se relacionaban con las cataratas del Nilo y la inundación.[45] Otras de estas diosas era Sotis, la forma deificada de la estrella del mismo nombre, y Maat, la personificación del orden cósmico, que estaba conectado con el ojo porque se decía que era hija de Ra.[46] Incluso Isis, que solía ser la compañía de Osiris en vez de Ra,[47] o Astarté, una deidad de la fertilidad y la guerra que fue importada de Canaán en vez de ser nativa de Egipto, podía ser equiparada con el ojo.[48]
Frecuentemente, dos diosas relacionadas con el ojo aparecen junto, representando diferentes aspectos del ojo. Las deidades yuxtapuestas suelen representar los lados procreativo y agresivos del carácter del ojo,[49] como suelen hacer Hathor y Sejmet.[50] Uadyet y Nejbet pueden representar el Bajo y Alto Egipto, respectivamente, junto con la Corona Roja y Corona Blanca que representan las dos tierras. Similarmente, Mut, cuyo principal centro de culto estaba en Tebas, solía servir como equivalente del Alto Egipto de Sejmet, que era venerada en Menfis en el Bajo Egipto.[51]
Estas diosas y sus iconografías se mezclaban frecuentemente. Muchas combinaciones como Hathor-Tefnut,[52] Mut-Sejmet[43] y Bastet-Sotis aparecen en los textos egipcios.[53] Uadyet podía aparecer en ocasiones representada con una cabeza de león en vez de una cobra, Nejbet podía tomar la forma de cobra como equivalente de Uadyet, y un gran número de estas diosas llevaban el disco solar en sus cabezas, a veces con la adicción del uraeus o los cuernos de vaca del tocado típico de Hathor.[54] Comenzando en el Reino Medio, el jeroglífico para un uraeus podía usarse como un logograma o determinativo para la palabra "diosa" en cualquier contexto, porque virtualmente cualquier diosa podía relacionarse con el complejo conjunto de atributos del ojo.[13]
Culto[]

Friso de varios uraeus con el disco solar sobre un muro en el Templo Mortuorio de Hatshepsut
El ojo de Ra se invocaba en muchas áreas de la religión egipcia[55] y su mitología fue incorporada al culto de muchas diosas identificadas con él.[56]
La huida y retorno del ojo a Egipto era un rasgo común del ritual del templo en los periodos ptolemaicos y romanos (304 a.C. - 390 d.C.),[56] cuando el año nuevo y la crecida del Nilo que venía con él se celebraba como el retorno del ojo tras vagar por tierras extranjeras.[57] Los egipcios construyeron santuarios por el río conteniendo imágenes de animales y enanos regocijándose en la llegada de la diosa.[57] Los académicos no saben cuán desarrollado estaba el mito y los rituales correspondientes en épocas anteriores. Uno de los ejemplos más antiguos es el retorno de Mut a su templo principal en Tebas, que se celebraba allí anualmente desde el Reino Nuevo.[56] En el templo de Montu en Medamud, en un festival que puede datar del Reino Medio tardío, era la consorte de Montu, Rattaui, quien se equiparaba con Hathor y el ojo de Ra.[58] El retorno de esta diosa ojo, en forma fértil y portadora de humedad, dispuso la fase para su subsecuente matrimonio con MOntu y el nacimiento de su hijo mitológico,[59] una forma de Horus.[60] El festival de año nuevo del templo celebraba su llegada con bebida y baile, imitando el estado ebrio de la diosa tras su pacificación.[58] En otras ciudades, las dos diosas se veneraban como formas beligerantes y pacíficas del ojo, como con Ayet y Nehemtawy en Heracleópolis o Satet y Anuket en Asuán.[49]
En otro ritual del templo, el faraón jugaba a un juego ceremonial en honor de la diosa ojo Hathor, Sejmet o Tefnut, en el que golpeaba una bola, que simbolizaba el ojo de Apep, con un garrote hecho de un tipo de madera que se decía que había surgido del ojo de Ra. El ritual representa, de forma festiva, la batalla del ojo de Ra con su mayor enemigo.[61]
El concepto del ojo solar como madre, consorte e hija de un dios fue incorporado a la ideología real. Los faraones tomaron el papel de Ra y sus consortes se asociaron con el ojo y las diosas equiparadas con él. El disco solar y el uraeus fueron incorporados a los tocados de las reinas durante el Reino Nuevo reflejando esta unión mitológica. Las sacerdotisas que actuaban como "esposas" ceremoniales de dioses particulares durante el Tercer Periodo Intermedio (c. 1059-653 a.C.), como la Esposa del Dios de Amón, tenían una relación similar con los dioses a los que servía.[62] Amenhotep III incluso dedicó un templo en Sedeinga en Nubia a su esposa, Tiy, como una manifestación del ojo de Ra, imitando al templo del propio Amenhotep en la cercana Soleb.[63]
La forma violenta del ojo también se invocaba en rituales y simbolismo religiosos como un agente protector. El uraeus sobre los tocados reales y divinos aludía a la función de la diosas ojo como protectoras de los dioses y reyes.[64] Por razones similares, el uraeus aparece en filas sobre los santuarios y otras estructuras, rodeando y protegiendolo simbólicamente contra poderes hostiles. Muchos rituales de los templos invocaban a las diosas ojo para defender el precinto del templo o a la deidad residente. En ocasiones, los textos de tales rituales mencionaban específicamente un conjunto de cuatro uraeus defensivos. Estos uraeus solían identificarse con varias combinaciones de diosas asociadas con el ojo, pero también puede verse como manifestaciones de "Hathor de las Cuatro Caras", cuya protección de la barca solar se extiende en estos rituales a lugares específicos de la tierra.[65]
El ojo de Ra también podía invocarse para defender a gente ordinaria. Algunos amuletos apotropaicos en forma del ojo de Horus llevan la figura de una diosa en un lado. Estos amuletos son posiblemente una alusión a la conexión entre el ojo de Horus y el ojo de Ra, invocando su poder para la protección personal.[66] Además, ciertos hechizos mágicos del Reino Nuevo implican la colocación de uraeus de arcilla en torno a una casa o habitación, invocando la protección del uraeus solar como en los rituales del templo. Su propósito era alejar a los malos espíritus y a las pesadillas que se creía que causaban, u otros enemigos del ocupante de la casa.[67] Los hechizos dicen que los modelos tienen "fuego en sus bocas". Modelos como aquellos de los hechizos se han encontrados en los restos de antiguas ciudades egipcias, incluyendo cuenco frente a sus bocas donde podía quemarse combustible, aunque los ejemplos conocidos no tienen signos de quemado.[68] Ya fuera literal o metafórico, el fuego de las bocas de las cobras, como las llamas escupidas por el ojo de Ra, intentaban alejar a la oscuridad nocturna y quemar a los seres peligrosos que se mueven en ella.[69]
La importancia del ojo se extiende también a la otra vida. Los textos funerarios egipcios asocian a las almas de los fallecidos con Ra en sus viajes nocturnos a través del Duat, el reino de los muertos, y con su renacimiento al alba. En estos textos, el ojo y sus distintas manifestaciones suelen aparecer, proteger y dar a luz al fallecido como hacen con Ra.[70] Un hechizo en los textos de los sarcófagos afirma que Bastet, como el ojo, ilumina el Duat como una antorcha, permitiendo al fallecido pasar con seguridad por sus profundidades.[71]
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