Shu (significando "vacío" y "aquel que se levanta") era uno de los dioses primordiales, personificación del aire y miembro de la Enéada de Heliópolis.
Familia[]
Fue creado por Atum, su padre e Iusaas, su madre, en la ciudad de Heliópolis. En otros mitos, su madre es Hathor.[1] Muchos de los mitos implican que Atum los engendró a él y a su hermana en solitario, ya sea a partir de su semen, de un esputo o una exhalación. Junto con su hermana gemela Tefnut (humedad), engendraron a Nut y a Geb. Su hija Nut era la diosa del cielo que Shu sostenía sobre la Tierra (Geb). Los egipcios creían que si Shu no separara a sus dos hijos, no podría crearse la vida.
Los nietos de Shu son Osiris, Horus el viejo, Isis, Set y Neftis. Sus bisnietos son Anubis y Horus el joven.
Iconografía[]
Debido a su asociación con la calma y con Maat, se le representaba con entre una y cuatro plumas de avestruz en la cabeza. Sostiene el anj, el símbolo de la vida.
El dios del aire Shu separaba a la diosa del cielo Nut del dios de la Tierra, Geb. Este tratamiento simbolizaba la dualidad, la separación del mundo en opuestos: arriba y abajo, luz y oscuridad, bien y mal. Shu es generalmente representado como un hombre. Solo en su función como luchador y defensor del dios solar suele aparecer con la cabeza de un león. La explicación para esto se encuentra en la versión heliopolitana de la creación, que dice que Shu y Tefnut tomaron primero la forma de un par de cachorros de león que crecieron en dos leones que protegían los horizontes este y oeste. Se debe a que estos vivían en los desiertos donde los egipcios pensaban que el Sol nacía y moría cada día; y también se pensaba que eran capaces de ver tan bien en la oscuridad como en la luz. Por lo tanto, el león del horizonte oeste protegía al Sol por la noche, mientras que el león del horizonte este supervisaba el ascenso del Sol cada mañana.[2]
El hecho de que el hombre debía ser protegido mientras dormía por la noche hizo que los egipcios decoraran sus camas con motivos leoninos. Lo mismo se puede decir de los reposacabezas, siendo uno de los mejores ejemplos el encontrado en la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en Luxor. Está hecho de marfil con una figura tallada de Shu arrodillado, sosteniendo el soporte del cuello con sus brazos extendidos y flanqueado por los leones de los horizontes este y oeste.[2]
Función[]
Sostenía los cielos arrodillado y extendiendo los brazos hacia arriba.
Mitología[]
Como el aire, se consideraba que Shu refrescaba y, por lo tanto, calmaba y pacificaba. Debido a la asociación del aire, la calma, y por tanto, Maat (Verdad, justicia y orden), se le representaba con una pluma de avestruz. Estas variaban de una a cuatro. La pluma de avestruz era un símbolo de ligereza y vacío. La niebla y las nubes también eran elementos de Shu, considerándose sus huesos. Debido a su posición entre el cielo y la tierra, se le conocía como el viento.

Shu interponiéndose entre Nut y Geb
En un mito posterior representaba un terrible desastre climático a finales del Reino Antiguo. Se decía que Tefnut y Shu discutieron, dejando esta Egipto para dirigirse a Nubia, que siempre fue más templada. Se decía que Shu rápidamente la echó de menos, pero pero ella se transformó en un gato y destruía a cualquier hombre o dios que se le acercara. Tot, disfrazado, consiguió finalmente convencerla para que volviera.
Los griegos asociaron a Shu con Atlas, el titán primordial que sostenía la esfera celeste, ya que a ambos se les representa sujetando el cielo.

Reposacabezas de Tutankamon con Shu sosteniendo el cielo
En la mitología egipcia, Shu nació como el aire del dios original, Atum-Ra, junto con su hermana y esposa, Tefnut, la humedad. El primer par de elementos cósmicos entonces crearon a la diosa celeste Nut y al dios terrestre Geb, quienes a su vez engendraron a Isis, Osiris, Neftis y Set.
Al principio, no se diferenciaba a Shu y a Tefnut de su creador. En los textos de los sarcófagos solían ser considerados una trinidad. Quizás debido a esto, la teología monoteísta de Ajenatón situó a Shu y a Tefnut como aspectos del dios de la luz. Algunas estatuas de Ajenatón y su esposa Nefertiti probablemente los representan como Shu y Tefnut.[3]
Estela de Fakussa[]
Las leyendas dicen que Shu reinó como faraón de Egipto durante muchos años. En el periodo Ptolemaico se inscribió una versión posterior de la historia en un santuario de granito negro erigido en Fakussa (Pakhussa o Phakusa), la capital del nomo XX del Bajo Egipto. En el siglo XIX d.C., se trasladó cerca de Ismailía, donde se situó en el museo de la Compañía del Canal de Suez. Según la inscripción de Phakussa, Shu era un buen faraón que reinó en el trono de su padre - Ra-Horajti en la versión Fakussa de la leyenda - en su palacio de Menfis. Cuando su hijo Geb le preguntó a los dioses que había conseguido su padre durante su reinado, le respondieron que Shu había matado a todos los enemigos de Atum y Ra, irrigado las ciudades, asentamientos y nomos de Egipto, erigido murallas para protegerlas y construido templos en las Dos Tierras, es decir, Egipto.[2]
Tras muchos años sin que nadie le desafiara, el cuerpo y los ojos de Shu se debilitaron. Sus seguidores se pelearon entre sí. Incluso su hijo Geb, quien envidiaba la posición de su padre y porque este la separó de Nut. Al final, Shu fue al cielo con sus seguidores. La oscuridad se cernió sobre la tierra y aulló el viento. Durante nueve días, ni los dioses ni los hombres podían ver las caras de sus semejantes; y entonces el viento cesó, retrocedió la oscuridad y Geb apareció en el trono de su padre con los seguidores de su padre reverenciándole. Geb se convirtió en el faraón de Egipto, mientras que Shu ocupó un lugar en la Compañía de Dioses que atendían a Ra, el dios Sol.[2]
Templos[]
El santuario principal de Shu, que compartía con Tefnut, estaba a 20 kilómetros al noreste de Heliópolis, en Nay-ta-hut, actualmente conocido como Tell el-Yahudiya. Los griegos llamaron a la ciudad Leontópolis, dado que Shu era adorado en forma de un león y Tefnut como una leonesa.
Referencias[]
- ↑ Armour, Robert A. (2001). American Univ in Cairo Press (ed.). gods and myths of ancient egypt, pp. 16-18. ISBN 9774246691, 9789774246692.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 2,3 Watterson, Barbara (2013). The History Press (ed.). Gods of Ancient Egypt. ISBN 075249502X, 9780752495026.
- ↑ Pinch, Geraldine (2002). ABC-CLIO (ed.). Handbook of Egyptian Mythology, pp. 195. ISBN 1576072428, 9781576072424.