Telepinu (Cuneiforme: 𒀭𒋼𒂊𒇷𒁉𒉡𒌑, dTe(-e)-li-pí-nu(-ú); hático: Talipinu o Talapinu, "Hijo exaltado")[1] era un dios hitita que probablemente sirvió como patrón de la agricultura, aunque también se ha sugerido que era un dios de la tormenta o personificación de los cultivos. Era hijo del dios del clima Teššub y la diosa solar Arinniti, según su mitología.[1] Su esposa era la diosa Hatepuna, aunque también se emparejaba con Šepuru y Kašḫa en varios centros de culto.[1]
Telepinu era honrado cada nueve años con un festival extravagante en otoño en Ḫanḫana y Kašḫa, donde se sacrificaban 1000 ovejas y 50 bueyes, y el símbolo del dios, el roble, se replantaba.[1] También era invocado formulaicamente en una plegaria diaria para el rey Muršili II durante el reino de este.
El mito de Telepinu es un antiguo mito hitita sobre Telepinu, cuya desaparición provoca el fracaso de la fertilidad, tanto en plantas como animales:
Telepinu [hirvió en cólera y gritó]: "¡No debe haber inter[ferencia!" En su agitación] trató de poner [su calzado derecho] en su pie izquierdo y su [calzado] izquierdo [en su pie derecho]....[...]. La niebla se apoderó de las ventanas, el vapor se adueñó de la casa. En el lar los leños se apagaron, en los altares los dioses se sofocaron, en el aprisco las ovejas se sofocaron, en el establo el rebaño se sofocó. Las ovejas descuidaron su corderillo, la vaca descuidó su becerro. Telepinu se fue y tomó grano, (fértil) brisa, ..., ... y saciedad del país, el prado, las estepas. Telepinu se fue y se perdió en la estepa: la fatiga le abrumó. Así el grano (y) la espelta ya no prosperan. Así el ganado, las ovejas y el hombre ya no procrean. Y aun los que tienen hijos no los sacan adelante. La vegetación se agostó; los árboles se secaron y no dieron pimpollos. Los pastos se secaron. Los manantiales se secaron. En la tierra surgió la carestía para que el hombre y los dioses perecieran de hambre.[2]
- ~ El mito de Telepinu
Para detener los estragos y la devastación, los dioses buscaron a Telepinu, pero fracasaron. Ḫannaḫanna, la diosa madre, envió a una abeja a encontrarle; cuando lo hizo, picó a Telepinu y lo cubrió de cera, enfadando al dios y comenzando a causas destrucción el mundo. Finalmente, Kamrušepa, diosa de la magia, calmó a Telipinu dando su ira al guardián del inframundo.
En otras menciones, es un sacerdote mortal que reza para que toda la ira de Telepinu sea enviada a contenedores de bronce del inframundo, de los cuales no escapa nada.[3] En cualquier caso, es difícil determinar nada sobre la naturaleza de Telepinu de este mito, ya que se han encontrado mitos con el mismo patrón con dioses no relacionados como Anzili y Zukki.[1]
Se ha sugerido que Telepinu perduró en la mitología tardía como el griego Télefo y la caucásica Telepia, pero esta identificación es dudosa. Además, su nombre fue adoptado por varios reyes, como el monarca hitita Telepinu.[1]