El Tlacatecolotl es, en la mitología nahua, una criatura fatal, con cuerpo de hombre y poseedor de cabeza, piernas y alas de búho. Su sola presencia evoca a la muerte y presagia infortunio para quien le viese.
Etimología[]
Su nombre se compone de Tlacatl, que significa "hombre" y de Tecolotl, "tecolote o búho". También se le puede llamar Tlacatecolotl Tlahueliloc, esto último de Tlahueliloc le da el significado de "Hombre-Búho encolerizado", aunque este nombre solo lo usa durante sus viajes al Mictlan.
Mito[]
Según el mito fue creado por Tonatiuh, en el cerro de Postectitla y se le encomendó vigilar la conducta de los hombres, que en caso de ser inapropiada debería de castigar severamente, tarea que además cumpliría al lado de su esposa Metztli, la diosa de la luna.
Habitaba en el último estrato del inframundo junto a Mictlantecuhtli, el dios regente de los nueve infiernos, en una sección llamada Mihcapantli. Aunque para los nahuas de Chicontepec el Mihcapantli era en si el último nivel de los infiernos.
También habitaba en el Teopanco, uno de los trece cielos junto a algunas deidades menores.
Además, era poseedor de grandes dotes mágicos que solía usar según ciertas versiones para ayudar a Tonatiuh, el sol, a brillar, mientras que otras hablan de un Tlacatecolotl despiadado que usaba sus poderes con propósitos personales y egoístas.
Por otro lado, se cuenta que solía posarse en las copas de los árboles, especialmente durante las noches de tormenta, donde atacaba a trasnocheros o comerciantes nocturnos, comúnmente asaltando con gran espanto que robaba el Tonalli (el alma) a la gente que caía muerta al poco rato.
Tlacatecolotl como hermano de Ehécatl[]
Otras tradiciones lo hacen hijo de Tenantzitzimitl, un demonio femenino, que le daría luz en el cerro de Xochicoatepec, ahí viviría junto a su hermano Ehecatl, dios de los vientos. Se dice además que al nacer un grupo de tecolotes le asaltaron con mensajes del dios sol, el cual requería de su ayuda para brillar en los cielos.
La relación de Ehecatl con su hermano fue siempre complicada; a los siete días de nacidos empezaron a hablar; caminaron a los trece; a los dieciocho se volvieron adolescentes; y a los veinte llegaron a ser hombres; a los veinticinco llenaron los trojes de alimento; a los 52 los hermanos pelearon, ya que Ehecatl se esforzaba en trabajar su tierra, mientras Tlacatecolotl prefería seducir mujeres.
Su madre entonces regañó a Tlacatecolotl, poniendo de ejemplo a su hermano. Molesto. Embrujó a Ehecatl haciéndole partir hasta las aguas del norte, hacia el mar.
Tlacatecolotl, arrepentido espero su regreso, pero fue incapaz de hacerle volver. Tras un tiempo abandono a su madre dejandole todos sus bienes, enseño a los hombres a defenderse de sus enemigos, para ese propósito creó a la Tetlahchihuilli (hechicera), y finalmente se caso con Metztli, la diosa de la luna.
Fuentes[]
- Desacatos, Temas 3-5. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (México). CIESAS, 2000. Universidad de Texas.
- De Carnaval a Xantolo: Contacto con el Inframundo de Lourdes Báez y Amparo Sevilla. Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca (México). ( ISBN 978-9701882894 ).
- Los disfraces del diablo: (ensayo sobre la reinterpretación de la noción cristiana del mal en Mesoamérica). de Félix Báez-Jorge. Universidad Veracruzana. ( ISBN 978-9688346174 ).
- Historia de la venida de los mexicanos y otros pueblos: e, Historia de la conquista de Cristóbal del Castillo. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección General de Publicaciones, 1991. ( ISBN 978-9701860496 )