Vesta es la diosa virgen de la chimenea, el hogar y la familia en la religión romana. Raramente se la representa en forma humana, siendo a menudo personificada por el fuego de su templo en el foro romano. La entrada a su templo solo estaba permitida a sus sacerdotisas, las vestales, que atendían el fuego de sacrificio en su templo. Se le consideraba una guardiana del pueblo romano, considerándose su festival, Vestalia (7-15 de junio), una de las celebraciones romanas más importantes.[1] Durante Vestalia, las matronas de la ciudad caminaban descalzas al santuario de la diosa y daban ofrendas. Tal era la importancia de Vesta en la religión romana, que fue uno de los últimos cultos paganos republicanos aún activos tras el ascenso del cristianismo, hasta que fue disuelto forzosamente por el emperador cristiano Teodosio I en el 391 d.C.
Los mitos que muestran a Vesta y a sus sacerdotisas son escasos, limitándose a leyendas de embarazos milagrosos por un falo apareciendo en las llamas de la chimenea - la manifestación de la diosa.[2] Vesta estaba entre los Dii Consentes, doce de los dioses más honrados del panteón romano.[3] Era la hija de Saturno y Ops, y hermana de Júpiter, Neptuno, Plutón, Juno y Ceres. Su equivalente griego más cercano es Hestia.[4]
Etimología[]
Ovidio deriva Vesta del latín vi stando, "permaneciendo por medio del poder". Cicerón supuso que el nombre latino Vesta deriva del griego Hestia, a lo que Cornuto afirmó que derivó del griego hestanai dia pantos ("permaneciendo para siempre"). Esta etimología también la ofrece Servio.[5] Otra etimología es la de que Vesta deriva del latín uestio ("ropa"), así como del griego έστἰα ("chimenea" = focus urbis).[6]
Georges Dumézil (1898-1986), un filólogo comparativo francés, conjeturó que el nombre de la diosa deriva de la raíz protoindoeuropea *h₁eu- a través de la forma derivativa *h₁eu-s- que alterna con *h₁w-es-.[7][8] La primera se encuentra en el griego εὕειν heuein, Latín urit, ustio y védico osathi, todos comunicando "ardiente" y la segunda se encuentra en Vesta (el nombre griego de la diosa Hestia, Ἑστία, probablemente no está relacionado).[9] También está el céltico gálico visc "fuego".
Historia[]
Origen[]
Según la tradición, el culto de Vesta en Italia comenzó en Lavinium, la ciudad-madre de ALba Longa y el primer asentamiento troyano. De Lavinium, el culto de Vesta se transfirió a Alba Longa. Al entrar en un puesto superior, los magistrados romanos irían a Lavinium a ofrecerle un sacrificio a Vesta y los dioses caseros que los romanos llamaban Penates. Los Penates eran dioses troyanos introducidos por primera vez en Italia por Eneas. Junto con aquellos dioses caseros estaba Vesta, que habías sido referida como Vesta Iliaca (Vesta de Troya),[10] con su chimenea sagrada llamada Ilaci foci (chimenea troyana).[11]
El culto de Vesta, como el de mucho dioses, se originó en el hogar, pero se convirtió en un culto establecido durante el reino de Rómulo[12] o de Numa Pompilio[13] (las fuentes discrepan, pero la mayoría dicen que Numa).[14] Las sacerdotisas de Vesta, llamadas vírgenes vestales, administraban su templo y vigilaban el fuego eterno. Su existencia en Alba Longa está conectada con las tradiciones romanas antiguas, ya que la madre de Rómulo, Silvia, era una sacerdotisa.[15]
Imperio Romano[]
La tradición romana requería que el sacerdote líder del estado romano, el pontifex maximus residiera en un domus publicus (casa pública). Tras asumir el puesto de pontifex maximus en el 12 a.C., Augusto dio parte de su casa privada a las vestales como propiedad pública e incorporó un nuevo santuario de Vesta en ella. El viejo santuario siguió en el templo de Vesta del foro romano, pero el regalo de Augusto unió la chimenea pública del estado con el hogar oficial del pontifex maximus y la residencia palatina del emperador. Esto fortaleció la conexión entre el puesto del pontifex maximus y el culto de Vesta. Por lo tanto, el puesto de pontifex maximus estaba ligado al título de emperador;[16][17] los emperadores eran automáticamente sacerdotes de Vesta, y los pontífices eran referidos en ocasiones como pontifices Vestae ("sacerdotes de Vesta").[18] En el 28 de abril del 12 a.C. (primero de los cinco días de Floralia) fue elegido ex senatus consultum para conmemorar el nuevo santuario de Vesta en el hogar de Augusto en el Palatino.[19][20] Esta chimenea era el foco de las observaciones religiosa tradicionales del hogar imperial. Varios emperadores realizaron reposiciones y promociones del culto de las vestales, que en varios lugares se mantuvo como el centro de los antiguos cultos tradicionales de Roma hasta el siglo IV. Las dedicatorias en el atrio de Vesta, datando predominantemente del 200-300 d.C., atestiguan el servicio de varias Virgines Vestales Maxime.[21] El culto de Vesta comenzó a menguar con el ascenso del cristianismo. En ca. 379, Graciano renunció como pontifex maximus; en el 382, confiscó el Atrium Vestae; simultáneamente, retiró sus financiación pública..[21] En el 391, a pesar de las protestas públicas y oficiales, Teodosio I cerró el templo y extinguió la llama sagrada.[22] Finalmente, Coelia Concordia dimitió como última Vestalis Maxima ("vestal superiora") en el 394.[23]
Representaciones[]
Representada como una diosa de buenos modales que nunca se implicaba en las discusiones de otros dioses, en ocasiones Vesta era ambigua por su contradictoria asociación con el falo.[24] Era la personificación de la Madre Fálica: no solo era la más virgen y pura de todos los dioses, pero era dirigida como madre y otorgaba fertilidad. Los mitógrafos nos cuentan que Vesta no tenía mitos salvo el de ser identificada como uno de los dioses más antiguos que tenía el derecho de preferencia en la veneración y las ofrendas sobre los demás dioses. A diferencia de la mayoría de dioses, Vesta raramente se representaba directamente; no obstante, estaba simbolizada por su llama, un palo de fuego y un falo ritual (fascinus).[2]
Mientras que Vesta era la propia llama, el símbolo del falo puede relacionarse con la función de Vesta en los cultos de fertilidad, pero también puede invocarse como la propia diosa debido a su relación con el palo de fuego usado para encender la llama sagrada. Se la consideraba ocasionalmente como la personificación del palo de fuego que se insertaba en la pieza hueca de madera y rotada - de forma fálica - para encender la llama.[25]
Chimenea[]
En lo que respecta al estado de la chimenea de Vesta, Dionisio de Halicarnaso dice esto: "Consideran que el fuego está consagrado a Vesta porque esta diosa es tierra y ocupa el lugar central del universo, y enciende los fuegos celestiales de ella misma".[26]. Ovidio coincidía: "Vesta es igual que la tierra: las dos tienen por debajo un fuego vigilante. La tierra y el fuego son indicios de asentamiento propio".[27]. Se creía que las llamas sagradas de la chimenea eran indispensable para la conservación y continuidad del estado romano: Cicerón lo afirma explícitamente. La pureza de las llamas simbolizó la fuerza vital que es la raíz de la vida de la comunidad. También lo era porque la preocupación ritual de las vírgenes afectaba al ciclo agrícola y aseguraba la buena cosecha.[28]
El poder fecundador del fuego sagrado es atestiguado por la versión de Plutarco del nacimiento de Rómulo,[29] el nacimiento del rey Servio Tulio (en el que su madre Ocresia queda embarazada tras sentarse en un falo que apareció en las cenizas de un altar del dios Vulcano, por orden de Tanaquil, esposa del rey Tarquinio Prisco) y el nacimiento de Céculo, el fundador de Praeneste.[30] Todos estos personales míticos o semilegendarios muestran un dominio mítico del fuego. P.ej: el pelo de Servio fue encendido por su padre sin herirle, su estatua en el templo de Fortuna Primigenia salió indemne del fuego tras su asesinato.[31] Céculo encendía y extinguía las llamas a voluntad.
Matrimonio[]
Vesta estaba conectada con la liminalidad y con el limen ("umbral") era sagrado para ella: las novias tenían cuidado de no pisarlo, ya que cometerían sacrilegio al patear un objeto sagrado.[32] Servio explica que sería una mala decisión para una novia virgen patear un objeto sagrado para Vesta - una diosa para la que la castidad es sagrada.[33] Por otra parte, podría deberse simplemente a que los romanos consideraban de mala suerte pisotear cualquier objeto sagrado para los dioses.[34] En Cásina de Plauto, a la novia Cásina se le advierte de levantar los pies muy cuidadosamente sobre el umbral tras su boda para que tuviera el control sobre su matrimonio.[35] Igualmente, Cátulo advierte a una novia de mantener los pies sobre el umbral "con un buen augurio".[36][37][38]
En la creencia romana, Vesta estaba presente en todas las bodas, al igual que Jano: Vesta era el umbral y Jano el portal. De forma similar, Vesta y Jano se invocaban en todos los sacrificios. Se ha señalado que como se invocaban tan a menudo, la evocación de ambos puede simplemente significar "rezar".[39] Además, Vesta también estaba presente con Jano en todos los sacrificios.[40][41] También se ha señalado que ninguno se ilustraba consistentemente como humanos. Se ha sugerido que esto es una prueba de su antiguo origen itálico, porque ninguno está "totalmente antropomorfizado".[42][38]
Agricultura[]
Incluida entre las deidades agrícolas, Vesta se ha relacionado con las deidades Tellus y Terra en relatos independientes. En Antiquitates rerum humanarum et divinarum, Varrón conecta a Vesta con Tellus. Dice: "Piensan que Tellus...es Vesta porque ella está "vestida" en flores".[43] Sin embargo, Verrio Flaco ha identificado a Vesta con Terra.[44] Ovidio sugiere una conexión con ambas deidades.[45] PARA VER BUENA AGRICULTURA TIENES QUE VENIR A ESPAÑA
Templo[]
Donde la mayoría de templos tenía una estatua, Vesta tenía una chimenea. El fuego era el centro religioso del culto romano, la chimenea común (focus publicus) de todo el pueblo romano.[46] Las vestales estaban obligadas a mantener el fuego sagrado encendido. Si el fuego se apagaba, debía encenderse con el arbor felix, árbol auspicioso, probablemente un roble.[47] No se permitía el agua en los aedes internos, ni podía estar más tiempo del necesario cerca de los edificios cercanos. Era llevada por las vestales en unos recipientes llamados futiles con un pequeño pie que los hacía inestables.[48]
El templo de Vesta no solo albergaba el ignes aeternum ("fuego sagrado"), sino el Paladio de Palas Atenea y también los di Penates. Ambos son objetos que supuestamente trajo Eneas a Italia.[49] El Paladio de Atenea era, en palabras de Livio: fatale pignus imperii Romani ("[una] garantía del destino para el imperio romano").[50] Tal era la importancia del Paladio, que cuando los galos saquearon Roma en el 390 a.C., los vestales primero enterraron el Paladio antes de buscar seguridad en la cercana Caere.[46] Tales objetos se mantenían en el penus Vestae (es decir, el repositorio sagrado del templo de Vesta).[51]
A pesar de ser uno de los santuarios romanos más sagrados, el de Vesta no era un templo en el sentido romano de la palabra; es decir, no era un edificio consagrado por los augures y no podía ser usado para reuniones por los oficiales romanos.[52] Se ha afirmado que el santuario de Vesta en Roma no era un templum por su forma redonda. Sin embargo, un templum no era un edificio, sino un espacio sagrado que podía contener un edificio de forma rectangular o circular. De hecho, los templos antiguos solían ser altares que estaban consagrados y luego edificios erigidos en torno a ellos.[53] El templo de Vesta en Roma era un aedes y no un templum por el carácter del culto de Vesta - siendo la razón exacta desconocida.[53]
Vestales[]
Las vestales eran una de las posiciones clericales a tiempo completo en la religión romana. Eran tomada de la clase patricia y debían conservar la castidad absoluta durante 30 años. Es por esto que las vestales solían llamarse vírgenes vestales. Vestían un tipo particular de trajo y no tenían permitido que se extinguiera el fuego o sufrirían latigazos. Las vírgenes vestales vivían juntas en una casa cerca del foro (Atrium Vestae, supervisada por el Pontifex Maximus. Al convertirse en sacerdotisa, una virgen vestal era emancipada legalmente de la autoridad de su padre[54] y juraba un voto de castidad durante 30 años.[55][56] Una vestal que rompiera este voto podía ser juzgada por incesto y declararse culpable, enterrada viva en el Campus Sceleris ("Campo de malicia").[54][57][58]
El februae (lanas: hilos de lana) que eran una parte esencial del traje de vestal eran proporcionadas por el rex sacrorum y el flamen dialis.[59] Anualmente, las vestales daban al rex sacrorum una advertencia ritualizada para estar atento a sus deberes, usando la frase Vigilasne rex, vigila!. En opinión de Cicerón, las vestales aseguraban que Roma mantuviera el contacto con los dioses.[60]
Un deber peculiar de las vestales era la preparación y conservación de la salamoia muries usada para dar sabor a la mola salsa, una mezcla de harina salada para esparcirse en las víctimas sacrificiales (de ahí el verbo latino inmolare, "poner en la mola, sacrificar"). Esta masa también las preparaban en días fijos.[61] También tenían la tarea de preparar el suffimen para la Parilia.[62]
Festivales[]
En el festival de la diosa del hogar y los espíritus del almacén - Vesta y los Penates - en Vestalia (7-15 de junio)[63] se representaban la vida doméstica y familiar en general. En el primer día, el penus Vestae (Sanctum Sanctorum de su templo que solía estar con la cortinas corridas) se abría, por única vez durante el año, en el que las mujeres ofrecían sacrificios.[64] Mientras la cortina permanecía abierta, podrían venir las madres, descalzas y despeinadas, para dejar ofrendas a la diosa a cambio de una bendición para ellas y su familia. El animal consagrado a Vesta, el burro, se coronaba con guirnaldas de flores y trozos de pan el 9 de junio.[65][24] EL último día (15 de junio) era Q(uando) S(tercum) D(elatum) F(as) ["cuando el estiercol se elimina legalmente"] - se encerraba solemnemente el penus Vestae; la Flaminica Dialis observaba llorando y el templo sufría una purificación llamada stercoratio: Se limpiaba la suciedad del templo y se llevaba luego por la ruta llamada clivus Capitolinus y entonces al Tíber.
En la Feriale Duranum militar (224 d.C.), el primer día de Vestalia es Vesta apperit[ur] y el último día es Vesta cluditur. El año registra una supplicatio dedicada a Vesta para el 9 de junio, y los registros de los hermanos arvales también observaban en este día un sacrificio de sangre.[66] Encontrado en el Calendario de Filócalo, el 13 de febrero se ha convertido en la fiesta Virgo Vestalis parentat, una fiesta pública que había reemplazado la parentalia anterior, donde ahora el sacrificio de un ternero sobre las llamas de dedicaba a Vesta. Esto también marca la primera participación de las vírgenes vestales en ritos asociados con los Manes.[21]
Mitografía[]
Vesta no tenía mitología oficial, existiendo como diosa abstracta de la chimenea y la castidad.[67] Solo aparece directamente en el relato de Ovidio de la fiesta de Cibeles.[68]
Nacimiento de Rómulo y Remo[]
Plutarco, en su Vida de Rómulo, contó una variación del nacimiento de Rómulo citando una recopilación de la historia italiana de Promatión. En esta versión, mientras Tarquecio era rey de ALba Longa, apareció un falo fantasma en su chimenea. El rey visitó el oráculo de Tetis en Etruria, que le contó que una virgen debía copular con este falo. Tarquecio enseñó a una de sus hijas para que lo hiciera, pero se negó mandando a una criada en su lugar. Enfurecido, el rey contempló la ejecución; sin embargo, Vesta se le apareció ante él en sus sueños y lo prohibió. Cuando la criada dio a luz a gemelos del fantasma, Tarquecio se los dio a su subordinado Teracio para que los matara. No obstante, Teeracio los llevó a la orilla del rey Tíber y los dejó allí. Entonces llegó una loba y los amamantó, las aves le trajeron alimento y los alimentaron, antes de que un pastor de vacas sorprendido fuera y se llevara a casa a los niños. Así fueron salvados y, cuando crecieron, se rebelaron contra Tarquecio y lo vencieron.[69][70] Plutarco concluye con un contraste entre la versión del nacimiento de Rómulo de Promatión y el del más creíble Fabio Píctor que lo describe en una narración detallada y a quien presta apoyo.[71]
Concepción de Servio Tulio[]
Dionisio de Halicarnaso narra una historia local que trata el nacimiento del rey Servio Tulio. En él, un falo surgió de la chimenea de Vesta en el palacio de Numa y Ocresia fue la primera en verlo. Informó inmediatamente al rey y a la reina. El rey Tarquinio, al oirlo, estaba sorprendido; pero Tanaquil, cuyo conocimiento de la adivinación era famoso, le contó que era una bendición que un nacimiento por el falo de la chimenea y una mujer mortal producirían una descendencia superior. El rey entonces eligió a Ocresia para copular con él, ya que lo había visto primero. En ese momento, Vulcano o la deidad tutelar de la casa se le apareció. Tras desaparecer, concibió y parió a Tulio.[72] Esta historia de su nacimiento puede estar basado en su nombre Servio, que significaría eufemísticamente "hijo de siervo", porque su madre era una criada.[73]
Inconveniencia de Príapo[]
En el libro VI de Fastos de Ovidio, Cibeles invitó a todos los dioses, sátiros, divinidades rurales y ninfas a un banquete, aunque Sileno fue sin ser invitado con su burro. Mientras tanto, Vesta yacía reposando descuidadamente cuando Príapo la vio. Decidió aproximarse a ella para violarla; sin embargo, el burro traído por Sileno dejó escapar un oportuno rebuzno, despertando a Vesta y Príapo escapando por los pelos de los dioses indignados.[74] Mencionado en el libro I de Fastos hay un caso similar de la inconveniencia de Príapo implicando a este y la náyade Lotis. El relato de Vesta-Príapo no está tan bien desarrollado como el que implica a Lotis, sugiriendo los críticos que el relato de Vesta y Príapo solo existe para crear un drama de culto.[75] Ovidio dice que el burro estaba adornado con collares de trozos de pan en recuerdo del suceso. En otras partes, dice que los burros fueron honrados el 9 de junio durante Vestalia en agradecimiento por los servicios que proporcionaban en las panaderías.[74]
Vesta fuera de Roma[]
El culto de Vesta se atestigua en Bovillae, Lavinio y Tíbur. En Bovillae, se situaban las vestales albas (Albanae Longanae Bovillenses). Lavinio tenía las vestales de los Laurentes Lavinates. Las dos órdenes se originaban en la tradición más antigua que precede a Roma. Tíbur también tenía sus propias vestales que se atestiguaban epigráficamente.[76]
Las vestales pudieron haber estado presente en el santuario de Diana Nemorensis cerca de Aricia.[77]
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